miércoles, 22 de mayo de 2013


Carta Puebla de Benidorm de 1666


Francisco Amillo Alegre


El ayuntamiento de Benidorm ha presentado hoy una exposición sobre la Carta Puebla de Benidorm otorgada por Beatriz Fajardo en 1666. 
El elemento fundamental de dicha exposición es la única copia conocida de este documento, conservado en el Archivo Municipal de Benidorm. Se presenta en una vitrina y consta de 10 páginas en papel. Se exponen también en unos paneles fotografías a gran tamaño de cada una de las páginas, resultando perfectamente legibles.


Inauguración de la exposición sobre la Carta Puebla de 1666. De izquierda a derecha: Antonio Couto, responsable de Patrimonio; Eva Mayor, concejala de Patrimonio, el concejal Juan Ángel Ferrer y Francisco Amillo. 

Conviene señalar que dicho documento no es el original valenciano del siglo XVII, sino una traducción castellana. Por el tipo de letra puede ser de finales del XVIII o como muy tarde de principios del XIX  ya que a partir de 1836 se abolieron los señoríos jurisdiccionales, de origen feudal  y medieval, y  las Cartas Pueblas dejaron de tener sentido. Ignoramos por tanto cuando, cómo y porqué se realizó esa traducción de la Carta de 1666. 


Por otro lado, resulta lógico suponer que se utilizaría alguna copia de esa Carta  en alguno de los muchos pleitos que los señores territoriales de Benidorm  se vieron envueltos. Por eso pasé muchas horas en el Archivo del Reino de Valencia mirando esos antiguos litigios, buscando una copia en valenciano que nos proporcionara el texto original. Sin embargo no encontré nada.  Así que, de momento, sólo poseemos esa traducción que ahora nos muestra la exposición.

Esta Carta de Población nos permitió saber que el Benidorm medieval desapareció a principios del siglo XVI. Sólo el castillo y los pescadores en la temporada de la almadraba lo habitaban. Y así permaneció hasta que en 1666 Beatriu Fajardo creó una acequia que traía el agua de Polop a Benidorm. Con ella se podían regar los campos, mover los molinos harineros y permitir  que sus habitantes se abasteciesen de agua potable. 
Por eso, a partir de ese instante ya podían instalarse nuevos pobladores en Benidorm. Y para ellos se creó esta Carta Puebla, regulando la vida política y económica del recién refundado Benidorm.

Quiero resaltar un hecho: la Carta Puebla de Bernat de Sarrià de año 1325 fue publicada por vez primera en 1976,  es decir 651 años después. La Carta de Beatriu Fajardo fue  publicada en el año 2003,  es decir 337 años más tarde. Así que tardó menos tiempo en hacerse justicia a este personaje.
Cartel del 8 de mayo de 2003  presentando la edición de la Carta Puebla de Benidorm de 1666.


La edición de la Carta Puebla de 1666 fue realizada en mayo de 2003, o sea hace diez años exactos. El texto está prologado por el gran historiador e hijo Adoptivo de Benidorm Pere Maria Orts i Bosch. La obra consta de dos partes. En la primera se presenta un estudio con los antecedentes históricos, estructura, contenido y consecuencias para Benidorm. La segunda parte consiste en la transcripción de la Carta Puebla a partir del texto del Archivo Municipal.

Su publicación supuso un interesante avance en el conocimiento de la historia de Benidorm. Hasta ese momento se ignoraba que había desparecido como municipio y que había sido absorbido por Polop.

El 8 de mayo de 1654 Felipe IV autorizaba a Beatriu Fajardo a heredar Benidorm. Había sido necesario el permiso del rey ya que se trataba de un señorío que sólo podía transmitirse por línea masculina.
Pero en realidad había heredado un dominio casi despoblado, con casas y murallas destruidas. La falta de agua impedía que se desarrollara la agricultura, la actividad económica fundamental en aquella época. Por esa causa era muy poco rentable. 

Beatriu Fajardo mostró una actitud que hoy calificaríamos de empresarial y realizó una serie de inversiones creando el Riego Mayor del Alfaz y las infraestructuras necesarias para impulsar la llegada de nuevos pobladores: casas, defensas, molinos, hornos, tiendas, etc. Con ello Benidorm empezó a crecer considerablemente.

Completó esta actuación económica asentando sus bases jurídicas: creación de Benidorm como municipio independiente segregado de Polop, gobierno municipal y nuevos límites, diferentes de los medievales y muy similares a los actuales. 
Como conclusión resulta evidente que el Benidorm actual surgió gracias a estas iniciativas de Beatriu Fajardo, la cual se puede considerar como su segunda fundadora.  Y la publicación de su Carta Puebla llenó un importante vacío de la historiografía de Benidorm.

domingo, 19 de mayo de 2013


El Mosaico de los Amores hallado en la antigua Castulo.


Francisco Amillo

Queridos amigos de Agorabén: hoy os comento una noticia que aúna dos temas que me apasionan: Arte y Arqueología.
Me refiero a un mosaico hallado en la antigua ciudad romana de Castulo, en la provincia de Jaen. Así que hoy no os contaré nada sobre pintores sino sobre musivarios.

La técnica de construir mosaicos o musivaria la aprendieron los romanos de los griegos, pero la utilizaron con mucha mayor profusión y por eso los mosaicos de mejor calidad son romanos. Éstos los utilizaban para cubrir los suelos, creando un pavimento lleno de colorido que se completaba con las pinturas al fresco de las paredes. 

En el Bajo Imperio, y sobre todo en la época bizantina, el mosaico se utilizó en las paredes, sustituyendo a la pintura. Entonces pudieron poner teselas de vidrio y doradas con lo que adquirieron un brillo y luminosidad que no tenían los mosaicos del pavimento.

Los romanos tenían varias formas de hacer mosaicos, pero la más espectacular era la denominada opus tesselatum. Consistía en cortar teselas, es decir, pequeños dados de piedra de diferentes colores y tamaños para realizar complejas composiciones. Estas eran muy variadas: de tema mitológico, fantástico, circense (carreras de caballos), luchas de gladiadores y fieras, escenas navales, etc. 
Su calidad variaba según la fortuna de los dueños de la casa. Los más ricos pagaban a los artistas más famosos que realizaban la mejores composiciones. Normalmente el marco se realizaba en serie en talleres especilizados pero el interior con escenas figurativas, denominado emblema,  se reservaba para el artista. En estos casos cada mosaico era una obra única. 
Los no tan pudientes se conformaban con mosaicos totalmente en serie, de menor calidad.

El Mosaico de Los Amores, que así lo bautizaron los los arqueólogos, se encontró el año pasado  en la ciudad íbero-romana de Cástulo  y ha sido fechado entre finales del siglo I y principios del II de nuestra Era. 
La noticia es que ya lo podemos ver desde en alta resolución,  por internet. La dirección es http://gigapan.com/gigapans?query=mosaico+de+los+amores .

Según Nacional Geographic dicho mosaico está entre los descubrimientos más importantes del 2012.


Representa varios temas, siendo los más destacados dos emblemas circulares.  El primero es el juicio de Paris y el segundo el mito de Selene (la diosa  Luna) y Endimión, un pastor del que se enamoró y al que sumió en un profundo sueño del que solo despertaba para ella.
El "opus tesselatum" es la técnica utilizada para representaciones figurativas como esta. Vemos a Mercurio entregando la manzana al troyano Paris para que se la diese a la diosa más hermosa de las tres que competían. La recibió Venus y las otras dos diosas, Juno y Minerva, ofendidas,  desataron la guerra de Troya y la destrucción de la ciudad... 




Detalle de la imagen anterior: la cabeza del perro. Vemos las teselas utilizadas, de diferentes formas, tamaños y colores para adaptarse a las formas que el artista quería representar.


Vídeo de presentación de la Universidad de Jaén: 
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=r_vcei0vD8c

sábado, 18 de mayo de 2013


Ofrenda a una virgen loca, un cuento de Rosa Chacel


Esperanza Rodríguez.


Queridos amigos de Agoraben: 

En primer lugar, un agradecimiento muy sentido a Paco y Adrián por su generosidad al dirigir este ágora de encuentro cultual y mantenerlo vivo. Su labor cuesta esfuerzo y dedicación, y como la sabiduría de Cervantes puso en boca del Quijote: “De gente bien nacida es agradecer los beneficios que reciben”. En mi caso, siempre me resulta acogedor el clima afectivo que se establece y, sobre todo, la sensibilidad y calidad humana de las personas que asistís. Hablar de literatura, en efecto, y como decía Georges Steiner, es siempre difícil porque exponemos al desnudo las emociones del corazón humano. Una materia muy delicada. Y siento y percibo estos días de encuentro, como en el Club de Lectura de los lunes, un acogimiento y un calor que pone al descubierto el latido de esas emociones y unas inteligencias muy vivas, abiertas y curiosas, que saben descifrarlas cuando abordamos un texto poético, un relato o una biografía. No siempre fáciles. La segunda muestra de gratitud es, por tanto, para las personas que os acercáis con tanta fidelidad al centro social “Jelena”. Tanto los miércoles como los lunes.    

De nuevo, Internet nos proporciona facilidad para poder encontrar lecturas que a veces están descatalogadas o no se encuentran en las bibliotecas próximas. En esta ocasión, el cuento de Rosa Chacel que leímos el último miércoles, lo he descubierto en una edición que es una joya, pues recoge los cuentos en libro como un suplemento de diario (Periolibro) publicado en México. Y que además tiene la virtud de estar ilustrado con un indudable buen gusto por Carmen Parra. No podemos tocar el papel ni olerlo (todo llegará con las nuevas tecnologías, que van a un ritmo apresurado), pero verlo ya resulta un placer. Podéis encontrarlo pinchando en enlace siguiente, en la página 17:  Ofrenda a una virgen loca http://es.scribd.com/doc/79119933/CHACEL-Rosa-Ofrenda-a-Una-Virgen-Loca-PERIOLIBRO 



Esta bella narración de gran densidad simbólica, como todos los relatos chacelianos, se levanta sobre una estructura de vuelta; es decir, que el texto se construye como una reflexión a posteriori en la que se concentra –o se cumple– una experiencia ritual. Una experiencia de desvelamiento de la interioridad humana, casi mística. Y la rica simbología que alienta en el cuento, se eleva, a su vez, sobre la construcción de un alegoría de la esperanza. De la fertilidad de la esperanza y de la ofrenda. La belleza de esta construcción, cuando se descubre en la lectura, suscita una emoción poética muy profunda, intensísima. Una anécdota muy sencilla, casi vulgar, se llena de contenidos esenciales: así, una mujer, con aire de haber perdido la razón, hace un gesto con la mano en una gran avenida de Buenos Aires, poblada de gentes que van y vienen con la fiebre de toda ciudad moderna, en la hora cenital del mediodía. El narrador en primera persona –un trasunto de Rosa Chacel, y diría que sin duda producto de una visión autobiográfica– contempla el gesto, y desata en él toda la profundidad que requiere expresar una alegoría tan compleja como es la esperanza. 
Quiere esto decir que a Rosa Chacel no le basta con una sabiduría abstracta de las cosas sino traspuesta a la palabra, a la creación en la escritura. Y escribir o crear universos a través de la palabra, para la autora, significa ofrenda, donación: correspondencia entre seres. Fecundidad, en suma. Sustancia humana juntándose, reconociéndose no en un espejo de penetración imposible, sino en la carne que nos hace. La desesperanza del tiempo presente –y quizá mucho más ahora que cuando lo escribió, y por eso más necesario en nuestros días– se convierte en una traducción que desbarata su aparente esterilidad: el presente se canta como gozo, pues en él transcurrimos los cuerpos. Y quien narra esta historia avista la correspondencia, la feracidad del cruce entre los seres, incluso en el desajuste de esta mujer loca. De esta hermosísima virgen loca atrapada en el gesto de una anunciación de la vida: esperanzada. 

Desde el primer momento, ya en la introducción que precede al núcleo central del relato, aparece la preocupación fundamental del protagonista: la cadena de la vida  se continúa y es posible con la necesaria la aportación de cada uno, pues las gentes con su estar ahí, con su simple estar, están pidiendo que uno, cada uno de nosotros, sea. Por ello, este hombre, de fina sensibilidad, tras el que, como dije, se oculta una Rosa Chacel especialmente cercana y llena de ternura, escribe desde su presencia en el mundo, desde su ser (y no solo del estar pasivamente) entre los seres. Pues nos habla de la calle, de lo abierto: de lo junto, que hubiera dicho el poeta Luis Rosales. La calle es como el mar, donde todo se unifica y a la vez se dispersa. 



Y, en efecto, la vida –la vida plena, claro está– es una aportación al mismo engranaje que la mueve. La vida,  de este modo concebida, es un canto de amor, respuesta a la pregunta fundamental, tan nítida, y no por ello menos difícil, al contestarnos: la vida se vive; y esa vivencia es ya una entrega, un don que nos ofrecen y ofrecemos. Es por esta razón que el narrador-protagonista se define como un antropófago: sale a la calle dispuesto a devorar como un lobo, ya que los límites, nos dice, entre el dar y el tomar no siempre son nítidos. La antropofagia, así entendida, es un acto de correspondencia, aunque se nos advierte de que el ser humano se asusta cuando le dan, se sorprende, pues la bestezuela urbana –así la define– es frágil y, sin embargo, siempre espera. La esperanza es deseo de vida, su promesa y anuncio, y puede brotar como una llama, en cualquier instante, en el cruce inesperado de los seres. Y en la iluminación que produce, cuando brota esa llama. 



En “Ofrenda a una virgen loca” este cruce, esta sorpresa ocurre en el momento cenital del mediodía. En plena primavera. Los símbolos son evidentes: el instante anunciador del Ángelus, que afirma el hágase de la vida, y la fertilidad de la estación fecunda por excelencia. Esta luz tan alta cubre a una mujer que se transfigura en un gesto de apariencia insignificante, como de llamar a un taxi, o una despedida, o una bienvenida… Y después de haberlo contemplado, todo en torno ya le parece muerto. Alumbra solo el contenido alegórico de ese gesto: y significa esperanza. Y parece como si el narrador y esa mujer loca se conocieran desde siempre: encontrándose en lo otro, o fundiéndose, en donde nos reconocemos aunque nos amedrente. 
Desde ese instante, casi infinito por la condensación de emociones profundas que expresa, todo cobra significado para quien lee: la primavera fecunda está oculta en la aparente esterilidad o desesperanza de nuestro tiempo, y queda fecundada por la mirada de quien contempla y después narra. Y este hombre del que apenas sabemos nada, salvo lo que contemplamos –leemos– a través de la percepción poética de su mirada,  será quien lleve a esta virgen loca consigo, a su promesa perdida en el tiempo, dándole forma entera con el don de la palabra. Con esta ofrenda que nos dona con emoción incontenible en su relato. Esta es la eterna canción de la belleza:  respuesta a la sed que en el beber del agua fértil de la vida se aplaca. 
Y así brota la luz y el esa agua de la página, como un poema pues, en efecto, hemos comprendido: se ha encendido la llama de la esperanza aunque sea tan difícil alcanzarla.  

P.S. Aunque esté abierta en el lado derecho del Agoraben la puerta de entrada al blog en el que voy poniendo palabras e imágenes (Las hojas vuelven), pongo el enlace de una entrada que habla justamente pinchando aquí de la esperanza. Os invito a visitarla.
Un abrazo para todos y cada uno y, de nuevo, gracias. 



En este enlace estoy cada semana: http://lashojasvuelven.blogspot.com.es/




sábado, 11 de mayo de 2013


Una antigua moneda griega en el Tossal de la Cala de Benidorm.

 Francisco Amillo


Queridos amigos de Agorabén. Hoy voy a contaros una experiencia curiosa que he tenido estos días.

Hace algún tiempo escribí en mi blog de HISTOBENIDORM un artículo contando los cambios que se han producido en la interpretación de ese yacimiento arqueológico que tiene Benidorm en el Tossal de la Cala. Desde 1950 se suponía que era un poblado ibérico de los siglos IV a I a.C. pero recientemente la Universidad de Alicante afirma que no se trataba de un poblado sino de un “castrum” o campamento romano ocupado unos pocos años durante las guerras de Sertorio en el siglo I a.C. 
Pero como el equipo investigador sólo ha facilitado hasta ahora un resumen de sus conclusiones, todavía no está todo bien explicado y a mí me surgen algunas dudas. Espero que las excavaciones arqueológicas que van a emprenderse este verano las despejarán, pero de momento ahí siguen…

Este estado mío de escepticismo cambió hace pocos días y me convencí de la existencia de un poblado ibérico. La causa estaba en un correo electrónico que me envió un lector del blog. En él me comunicaba que estaba en posesión de una antigua moneda encontrada en el Tossal de La Cala, en el término municipal de Benidorm, en los terrenos que son ahora la urbanización Mont Benidorm y me adjuntaba dos fotografías.


















El hallazgo, me decía, se realizó en la década de 1980, poco antes de iniciarse las obras de la citada urbanización. Según manifestaba fue uno de los días en los que se celebraba allí una concentración en protesta por el intento, finalmente conseguido, de construir esa urbanización. 
Estos movimientos se registraron entre 1983 y 1987 y yo participé en ellos.  Pero los que encontraron la moneda eran ajenos a estos movimientos ciudadanos de protesta ya que eran unos visitantes que buscaban fósiles.

Según informaba el comunicante la moneda no estaba enterrada sino entre piedrecillas. No donde estaban las estancias, en la parte alta, sino abajo, en la falda de la montaña, lado Norte-Oeste.

De esta descripción yo deduje que la moneda podría haber formado parte de materiales que rodaron ladera abajo. Sabemos que en 1958, cuando se construyeron el mirador y la carretera de acceso, se tiraron materiales ladera abajo, según declaró uno de los obreros, Vicente Mayor, al arqueólogo Francisco García. Aunque era algo que no se podía asegurar, sí cabía la posibilidad de que esa moneda rodara ladera abajo en esa fecha.

Otra cosa: la moneda, según el comunicante, era un tetradracma de bronce de la ciudad de Gela (Sicilia) y habría que fecharla entre los años 480 y 470 a.C. Me envió las dos fotos que os he reproducido más arriba. En una cara, el anverso, se puede ver un toro con cara humana que es la representación del dios-río Gela. En el mundo antiguo era normal divinizar a los ríos y atribuirles carácter masculino. El río Gela a su vez dio nombre a la ciudad griega por estar en su desembocadura. Esta ciudad fue muy importante en el siglo V a.C., hasta que en el 406 cayó en poder de los cartagineses y decayó.
Volviendo a la moneda, encima del dios aparece su nombre en griego, es decir ΓEΛAΣ. En la otra cara hay dos caballos tirando de un carro ligero y una persona que podría ser el auriga. No se aprecia la figura de la diosa Victoria, NIKÉ en griego, bajando a coronar al vencedor, que hay en otros tetradracmas de Gela, pero se podría conjeturar su existencia. En otras monedas en vez de la Niké hay una columna jónica, pero aquí no se ven rastros de ella. A continuación os presento la ficha de un tetradracma de Gela que publica el Museo Arqueológico Nacional. En ella se ve claramente la columna a la que aludo.


Ficha del Museo Arqueológico Nacional sobre un tetradracma de plata de Gela que se conserva en su colección.



Debajo de los caballos hay una inscripción, que según mi comunicante decía COPT. Como yo no había visto el original y la fotografía no es de gran resolución, sólo pude leer lo que parecían ser las letras griegas O y R que se escribían OP. También se aprecia en la foto el rasgo horizontal de otra letra que podría ser la T a la que se refería el comunicante.

Lógicamente mi interés era grande. La moneda no había aparecido “in situ”, es decir dentro de su nivel estratigráfico, por lo que no tenía validez como prueba. Pero sí demostraba que en algún momento hubo materiales del siglo V o tal vez del IV a.C. en lo alto del Tossal  y por tanto la existencia de un poblado.
Por eso me puse a mirar y remirar las fotografías de la moneda y entonces me surgieron dos dudas. La primera era su cronología del siglo V: demasiado antigua, ya que los informes arqueológicos hablan del IV o del III a.C. La segunda duda fue la inscripción al pie de los caballos, que no aparece en ningún tetradracma. Este segundo elemento era el que más me intrigaba y me hacía dudar de su autenticidad.

Le escribí un correo al comunicante explicándole mis dudas sobre la moneda y pidiéndoles que mirase con cuidado la inscripción porque podría ser que pusiera COPY en vez de COPT y entonces estaríamos ante una réplica, es decir una copia actual de una moneda antigua. Había que asegurarse de ese punto.

El comunicante me respondió que yo tenía razón, que efectivamente ponía COPY y que además eran letras hundidas en vez de realzadas como es lo normal en las monedas.

Así que mi teoría de que el Tossal de la Cala tenía un poblado ibérico caía por los suelos y rodaba ladera abajo como los materiales de 1958. Un bromista había dejado una réplica cerca del yacimiento a ver si alguien picaba. Lo que no se imaginó nunca es que la broma tendría efecto treinta años después. Nos engañó algún tiempo porque no éramos expertos; un profesional lo habría visto a la primera, sobre todo si hubiese tenido la falsa moneda en sus manos en vez de fotos.

De todas formas he aprendido cosas interesantes sobre numismática y sobre Gela y espero que a vosotros os haya ocurrido otro tanto. Al final tendremos que darle las gracias a aquel bromista… 

Podéis escribir comentarios y darme el pésame por la muerte de mi teoría, de vida muy efímera…  

jueves, 9 de mayo de 2013


Pieter Brueghel el Viejo (1525- 1569)


Queridos amigos de Agorabén: hoy hemos tenido la última charla de Historia del Arte de este curso, basado en los pintores denominados "primitivos flamencos". Ha versado sobre un personje que, aunque poco conocido por el gran público, es una de las grandes figuras de esta escuela y su último representante.
A continuación tenéis un resumen de la charla y al final se incluye el powerpoint que la ha ilustrado. Espero que sean de vuestro agrado.

Francisco Amillo.


Pieter Brueghel el Viejo, (también escrito Bruegel ya que desde 1559 firmó de esa manera, y Breugel), nació hacia 1525 y murió en Bruselas, entre el 5 y el 9 de septiembre de 1569. Fue un pintor y grabador, fundador de una dinastía de pintores, el pintor holandés más importante del siglo XVI y una de las grandes figuras de la pintura flamenca junto a Van Eyck y el Bosco. 
El Bosco representa el final de la Edad Media, es el último "primitivo" puro. Brueghel nació en un siglo que inició una nueva etapa artística, el Renacimiento, caracterizada por una nueva forma de ver el hombre y el mundo. Brueghel participó en esta visión “más moderna”, aunque el peso de la riquísima tradición de los primitivos flamencos también está presente en su obra. Brueghel se formó dentro de la escuela flamenca pero acabó rompiendo con sus predecesores. Tampoco aceptó ciegamente la pintura italiana del siglo XVI, dominada por las idealizaciones del Manierismo, ya que su fuerte realismo era incompatible con ellas. Por eso acabó superando ambas tendencias. La unidad de sus composiciones, su talento narrativo y su interés por los «géneros menores» hacen de él un artista difícil de clasificar en la historia del arte. 


Su etapa inicial es poco conocida. No sabemos dónde nació. Algunos autores han afirmado que fue en el pueblo cuyo nombre tomó para transmitirlo a sus descendientes. Sin embargo, había dos localidades con el nombre de Brueghel o Brogel, una en el Brabante Septentrional a unos 55 km de Breda, y otra, que era doble, Grote Brogel y Kleine Brogel (Gran Brueghel y Pequeño Brueghel) que estaba situada en la actual Bélgica.
La fecha de nacimiento también es problemática. Fue admitido en el gremio de San Lucas de Amberes en 1551 lo que permite deducir que tendría entre 21 y 25 años. Por eso se suele situar su fecha de nacimiento entre 1525 y 1530. Sabemos que murió en 1569 y se supone que no habría cumplido los 45 años ya que en su época se dijo que había fallecido medio aetatis flore (en la flor de la vida).

Siguiendo el sistema de aprendizaje habitual en su época ingresó como aprendiz en el taller de Pieter Coecke van Aelst, pintor y arquitecto, con cuya hija Mayke terminaría casándose. Fue un hombre con buena formación cultural que, como veremos enseguida, conoció a estudiosos y científicos de su país.

Entre 1551 y 1553 viajó por Francia e Italia donde no prestó atención a la arquitectura y escultura romanas, que tanto atraían a otros artistas que deseaban incorporar las novedades del Renacimiento. Tampoco prestó demasiada atención a los espacios irreales del manierismo. Él se decantó por el paisaje. 
En Roma pudo trabajar con el miniaturista Giulio Clovio, artista que más tarde también estaría en contacto con el Greco. Permaneció una temporada en el taller de un maestro siciliano. Algunos de los cuadros que ilustran este viaje son "Combate en el puerto de Nápoles",  "La caída de Ícaro" y "El suicidio de Saúl". Destacan también algunos dibujos, sobre todo los realizados al atravesar los Alpes. 

Entre 1555 y 1563 se estableció en Amberes, donde trabajó para el editor Hieronymus Cock, haciendo dibujos para una serie de grabados. Allí frecuentó un círculo de artistas y eruditos humanistas como el mecenas Nicolas Jonghelinck que tenía dieciséis de sus obras. Se sabe que fue amigo del cartógrafo Abraham Ortelio, quien escribió algunas conmovedoras líneas en su memoria.

En 1562, a petición de su futura suegra, se trasladó a Bruselas, al barrio de Marolles. Al año siguiente se casó en la iglesia de Nuestra Señora de la Capilla con Mayken Coecke.
En 1564 nació su primer hijo, que después fue un pintor famoso conocido como Pieter Brueghel el Joven. Su segundo hijo, Jan Brueghel el Viejo, también llamado Brueghel de Velours, nació en 1568. Pero ninguno de los dos pudo aprender con él su oficio de pintor ya que falleció cuando ambos eran niños. Sin embargo fueron también artistas y crearon una dinastía de pintores. Jan Brueghel el Viejo fue padre de Jan Brueghel el Joven y abuelo de Abraham Brueghel.

En el siglo XVI la difusión de las nuevas ideas de los reformadores protestantes alteró la situación política y religiosa en Flandes. La paz que había reinado en siglos anteriores se deterioró en pocos años. Como dependían de la monarquía de Felipe II, defensor a ultranza del catolicismo, el duque de Alba inició una sangrienta campaña de represión contra los protestantes sublevados. 
Sin embargo la situación de Brueghel el Viejo en estos tiempos tormentosos no fue mala ya que gozó de la protección Granvela, persona de confianza de Felipe II, presidente del Consejo de Estado de los Países Bajos y coleccionista de sus obras. Esto no concuerda con la oposición al gobierno de Felipe II, que algunos autores dicen que muestra en sus dibujos. Tampoco concuerda con la dura visión histórica sobre la opresión del protestantismo de Flandes por el catolicismo español que presenta el film de Lech Majewski titulado “El molino y la cruz” (año 2011), una recreación del cuadro del mismo título de Brueghel. 
La verdad es que desconocemos su pensamiento real porque se sabe muy poco de su personalidad aparte de estas pocas líneas de Carel van Mander: “Era un hombre tranquilo, sabio y discreto, pero en compañía, era divertido y le gustaba asustar a la gente o sus aprendices con historias de fantasmas y cientos de otras diabluras”. Si en el ámbito privado podía bromear, en la vida pública, dada la complejidad de la situación socio-religiosa que le tocó vivir, lo prudente era mantener silencio…

Brueghel murió en Bruselas en septiembre de 1569 y fue enterrado en la iglesia de Nuestra Señora de la Capilla en Bruselas. Tendría 44 años o tal vez menos. 



EL ESTILO DE PIETER BRUEGHEL

Brueghel encontró en la naturaleza su mayor inspiración y por eso un género suyo muy conocido son sus paisajes. La novedad es que los pintó por sí mismos, no como telón de fondo de escenas religiosas tal como habían hecho sus predecesores flamencos. Se caracterizan por una amplia panorámica vista desde lo alto, lo que se aprecia en obras como “Combate naval en el puerto de Nápoles”, “Camino del Calvario” o la serie de las Estaciones. 
A menudo creaba una historia combinando varias escenas en una sola pintura, tal como puede apreciarse en algunos de sus paisajes de invierno como “Los cazadores en la nieve” o “Censo en Belén”, que corroboran la dureza de los inviernos de esa época. Esta tendencia le venía desde sus inicios: ya hemos visto que en su viaje a Italia, dibujó numerosos paisajes de los Alpes. 

Hay algunas obras de Brueghel que enlazan con el Bosco ya que representan temas apocalípticos. En esta línea pintó “Caída de los ángeles rebeldes”, “Dulle Griet” o “El triunfo de la muerte”. En “Los Proverbios flamencos” o en el  “Combate entre Don Carnal y Doña Cuaresma” también sigue la tradición flamenca ya que presentan la característica de agrupar numerosísimas escenas en un solo cuadro aunque aquí el tema, aunque sigue siendo moralizante, es más bien jocoso.  “La parábola de los ciegos” y “El país de Jauja” están también dentro de esta intención moralizante, representando los defectos del ser humano. Así, “La parábola de los ciegos” representaría la necedad del mundo, mientras que “El país de Jauja” representaría lo efímero de los bienes materiales.

Brueghel destacó en las escenas populares y de campesinos, a menudo con un gran elemento paisajístico. Ejemplos son: “Juegos de niños”, “El banquete de bodas” y “Danza de campesinos”. En este género popular destacan sus retratos de la vida rural. Buscando conocer la realidad social de primera mano, asistía a bodas y celebraciones populares. Para ello se vestía como un campesino y observaba los detalles de su comportamiento que luego reflejaba en sus pinturas de género. Van Mander cuenta: “Le encantaba observar las costumbres de los campesinos, sus modales en la mesa, bailes, juegos, formas de cortejo, […] que el pintor supo reproducir, con gran sensibilidad y humor, con el color, tanto a la acuarela como al óleo, siendo muy versado en las dos técnicas. Conocía bien el carácter de los campesinos y campesinas de Kempen y de sus alrededores. Sabía cómo se visten al natural y pintar sus gestos groseros cuando bailaban, caminaban o se quedaban en pie mientras se dedicaban a tareas diferentes. Dibujaba con convicción extraordinaria y dominaba particularmente bien el dibujo a pluma.”
Incluso algunas escenas religiosas de Brueghel se sitúan en su mayor parte dentro de un ambiente popular, con una la plaza pública repleta de gente que ocupa más espacio que el tema, tal como hace en “El empadronamiento de Belén”. En el siglo XVI la calle y la plaza eran los lugares de encuentro y entretenimiento: los juegos, el carnaval, las procesiones, las fiestas…

martes, 7 de mayo de 2013


El Ecce Homo de Borja, un error con consecuencias inesperadas… 


Francisco Amillo

Dice el refrán que “De aquellos polvos vinieron estos lodos” indicando que una situación mala o un error suelen traer consecuencias peores. Suelen. Pero no siempre es así y os voy a presentar un ejemplo de un error con unas consecuencias inesperadas, y en este caso buenas…



¿Os acordáis de la octogenaria Cecilia Giménez Zueco, aquella “pintora” que en agosto de 2012 “arregló” un Ecce Homo en el santuario de la Misericordia de Borja? Se trataba de un fresco pintado en el siglo XIX por Elías García Martínez y que, restaurado por esta “experta”, dio la vuelta al mundo. Internet y las redes sociales difundieron lo que dieron en llamar “Ecce Mono”, creando numerosas réplicas humorísticas. Muchos medios de comunicación españoles e internacionales se hicieron eco de este éxito en la web y se rieron y bromearon del resultado. Y consiguió incluso el figurar en Wikipedia, todo un honor. Así que la chapuza quedó inmortalizada y Cecilia Giménez cayó en una profunda depresión. 

Hay también otra cosa curiosa y es que Elías Martínez fue catedrático de la Escuela de Arte de Zaragoza y pintó su Cristo siguiendo un modelo del italiano Guido Reni. Este profesor pasaba sus vacaciones en la citada localidad zaragozana y según indicó pintó esta obra en poco tiempo y de forma altruista: "este es el resultado de dos horas de devoción a la Virgen de la Misericordia" escribió. 

Sin embargo, pasado el tiempo, el fresco se fue deteriorando, algo bastante frecuente. Su mal estado motivó el intento de restauración por Cecilia, que desconocía las complejidades de la técnica del fresco. Y claro, el resultado fue el desastre que estamos comentando… 

Y fijaos lo que son las cosas de la fama mediática: a finales de 2012 una agencia de publicidad anunció que había contratado a Cecilia Giménez como directora creativa… Otro record, ya que encontrar trabajo a los ochenta años es digno de admiración.



Pero la cosa no acabó ahí. Siempre hay gente que sigue el refrán de “a mal tiempo, buena cara” e intentaron sacar algo positivo de este error. Fue así como la Junta de la Asociación de Vecinos Santuario de Misericordia  de Borja convocó un concurso de pintura con el tema del Ecce Homo.  

Se presentaron gran cantidad de obras al concurso y de ellas se seleccionaron 26 finalistas procedentes de España, Francia, Italia y Méjico. 

Os pongo a continuación algunas de ellas, buscando una representación de los diversos estilos. Pero si alguien tiene interés en verlas todas puede hacerlo aquí: https://www.facebook.com/media/set/?set=a.485141908200377.1073741833.483615208353047&type=1




























Finalmente el jurado informaba el 27 de Abril de 2013 cuál había sido la obra ganadora,  la del artista Ernest Descals (Manresa, 1956), que es la siguiente:


Como podéis ver usa técnicas como el collage y rasgos geométricos que muestran la influencia de Picasso. Aunque no es una obra cubista sino que tiene bastante de figurativa porque podemos identificar los rasgos esenciales del tema del Ecce Homo: corona de espinas, la caña, el manto, el gesto de sufrimiento...

A pesar de esto ¿es la obra que tu habrías elegido? 
Se aceptan comentarios con tu respuesta y opinión.

sábado, 4 de mayo de 2013


Un cuadro para el día de la madre: “Amor de madre” de Muñoz Degrain.



Francisco Amillo Alegre


Queridos amigos de AGORABEN: la publicidad se ha encargado de recordarme que mañana, primer domingo de mayo, celebraremos el “Día de la Madre”. Aunque la finalidad comercial de esta fiesta es evidente, tampoco es mala idea recordar el cariño y la abnegación de las madres, o al menos de la inmensa mayoría de ellas. Los que, como Pepa y yo, la hemos perdido recientemente, somos más sensibles a este recuerdo.

Este amor desinteresado me ha recordado un cuadro que vi el año pasado en mi última visita al museo de San Pio V de Valencia.  El tema del sacrificio maternal llevado al límite está admirablemente descrito en esa obra, titulada “Amor de madre”.  Su autor fue el valenciano Muñoz Degrain  y es un magnífico homenaje a todas las madres.




Fue pintado entre 1912 y 1913, es un óleo sobre lienzo de buen tamaño, 204 x 160.5 cm. Fue donado por el autor al Museo de Bellas Artes de Valencia  en 1913.

Como veis el cuadro es impresionante. Las inundaciones y riadas han sido una característica de la zona mediterránea desde hace milenios, y con frecuencia han tenido trágicas consecuencias. Aquí vemos una de ellas: el nivel del agua está subiendo y la casa, una barraca valenciana, ya no es un lugar seguro. La mujer intenta salvar a su hijo aunque ello implique perder su vida. El niño es su única preocupación. Pero unas aguas turbias y agitadas la arrastrarán inexorablemente… ¿Sirvió para algo este sacrificio? El autor no dio ninguna respuesta así que los espectadores deberemos dar la nuestra. 
Como contrapunto a ese dramatismo, la belleza de la naturaleza con árboles en flor y doradas naranjas sobresaliendo indemnes de la riada… La vida seguirá a pesar de esta tragedia individual.


Y después de esta inquietante obra supongo que tendréis curiosidad por saber algo sobre su autor. A continuación os incluyo un resumen de su biografía y algunas de sus obras. Teniendo en cuenta el día que es, me centraré sobre todo en las que tienen como protagonista a la mujer. Veremos que Muñoz Degrain representa el ideal de mujer que tenían los hombres  del siglo XIX, que no se corresponde con el que las mujeres actuales reivindican…


Antonio Muñoz Degraín (1840-1924) es un autor de difícil clasificación por su estilo personal. Cultivó varios géneros, aunque destacó en la pintura histórica, tema muy de moda en su época, y en el paisaje, otro tema también de gran aceptación. En general sus cuadros destacan por un luminismo muy acusado, con lo que a veces se aproxima al estilo de su paisano Sorolla. Por su pincelada suelta y cargada de color algunos lo han calificado como próximo al Impresionismo, pero en realidad no es impresionista, difiere de ese estilo en varios aspectos...


Autorretrato
Había nacido en Valencia en 1840. En esta ciudad, por imposición de su padre, empezó a estudiar arquitectura. Pero él no estaba a gusto con esta carrera y la abandonó para seguir su verdadera vocación: la pintura. 
Inició su formación artística en la Academia San Carlos de su ciudad natal. Tras la Academia, la formación de un pintor requería, en aquella época, una estancia en Italia, la cuna de los grandes genios. En 1856  (tenía 16 años) viajó por su cuenta. Tuvo que soportar muchas estrecheces económicas, por lo que regresó pronto a España. 

Lavandera. Alrededores de Valencia, h. 1859.  24.6 x 52.8 cm. Museo de Bellas Artes de Valencia. El duro trabajo de las mujeres humildes está representado de forma natural, sin dramatismos, como formando parte del orden natural de la sociedad.


Para darse a conocer como pintor participó asiduamente en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de 1862 a 1915. El éxito en estos certámenes marcó su  trayectoria artística ya que le proporcionó numerosos encargos. Recibió una mención honorífica en 1862, una tercera medalla en 1864 por su Vista del valle de la Murta (Alcira). Además, obtuvo un segundo premio en 1867 por su Paisaje de El Pardo, al disiparse la niebla, magnífico estudio de la luz tenue y grisácea en el paisaje y en los reflejos del agua.  


Paisaje de El Pardo al disiparse la niebla, 1866. 200 cm x 300 cm. Museo del Prado. Contrariamente a la tradición paisajística francesa, basada en la pintura al aire libre cuyo máximo exponente fueron los impresionistas, Muñoz Degrain pintaba el paisaje en el taller, de memoria y sin utilizar boceto. El agua aparece en muchos de sus cuadros, pero es un elemento secundario, un pretexto lumínico por sus brillos y reflejos. Sólo en el de “Amor de madre” es verdadera protagonista…



También obtuvo un segundo premio en 1871 por su obra La oración
La oración o Monjas en oración, 1871. Museo del Prado. Otra faceta tradicional de la mujer: el convento. El matrimonio y la maternidad eran,  según un tópico tradicional de la época, el destino natural de la mujer. La que no conseguía ese objetivo debía ingresar en un convento. 


Pero el cambio más decisivo fue el encargo, en 1870, para decorar el Teatro Cervantes de Málaga. La ciudad andaluza se convertiría  en su residencia definitiva y en su ciudad de adopción. Allí se casó y fue profesor supernumerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo en 1879. Formó a varias generaciones de artistas, entre ellos al jovencísimo Picasso, quien le mostraría siempre afecto y respeto. Sin embargo Muñoz Degrain nunca entendió el estilo tan avanzado de Picasso...

Su cuadro Otelo y Desdémona ganó la primera medalla en el certamen de 1881 y le sirvió para obtener una pensión del Gobierno para viajar a Italia, visitando la Toscana y Venecia. 


Otelo y Desdémona, 1881. Museu do Chiado, Lisboa.  Los celos han sido una importante fuente de inspiración literaria (Shakespeare, “Otelo, el Moro de Venecia”), musical (la ópera “Otello” de Verdi) y pictórica. El boceto de esta obra se conserva en el Museo de Bellas Artes de Valencia.

Desdémona, 1887. 207 x 275 cm. Museo del Prado. La influencia del colorido veneciano está presente en esta segunda versión del mismo tema. Pero aquí el único protagonista es el dolor que los celos injustificados de Otelo provocan en Desdémona.



Durante su estancia italiana pintó también  Los amantes de Teruel, una de las piezas capitales de la pintura española del siglo XIX, que el pintor envió desde Roma a la Exposición de Bellas Artes de 1884, obteniendo de nuevo la primera medalla.


Los amantes de Teruel, 1884. 330 x 516 cm. Museo del Prado.
Esta leyenda romántica del siglo XIX tenía todos los ingredientes para ser un tema muy apreciado por el público y por tanto muy apropiado para un concurso. Pero la calidad técnica de su ejecución lo convierte en una gran pintura. Como es habitual en Muñoz Degrain su forma de tratar la luz, con pequeñas pinceladas, consigue un brillo deslumbrante. La composición, ordenada según la gradación lumínica, es también muy efectiva y compensa con creces el romanticismo sensiblero del tema. Destaca el cirio caído en el suelo y todavía humeante, símbolo del trágico y repentino final de la historia.


Su prestigio siguió creciendo y obtuvo numerosos honores: caballero de la orden de Isabel la Católica, de Carlos III y de Alfonso XII y medalla de honor de la Exposición Nacional de 1910. 
En 1898 obtuvo la cátedra de Paisaje de la Academia de San Fernando de Madrid, de la que fue miembro al año siguiente y director de 1901 a 1912, siendo asimismo presidente del Círculo de Bellas Artes de Madrid. 

También alcanzó reconocimiento internacional ya que presentó cuadros en exposiciones Universales de Filadelfia (1876), Múnich (1883) y Chicago (1893). 

Artista de gran generosidad, en 1913, ya en su vejez, hizo importantes donaciones de obras suyas y de otros autores a los museos de Valencia y Málaga, sus dos ciudades más queridas.(puedes ver estas obras en http://www.cult.gva.es/mbav/data/es06087.htm  y en http://ceres.mcu.es/pages/Main) 
También donó un espectacular conjunto de cuadros sobre temas del Quijote a la Biblioteca Nacional de Madrid.


OTRAS OBRAS DESTACABLES:


Antes de la boda, 1882. 119 x 93 cm. El Prado. En esta obra analiza el estado anímico de Isabel de Segura, protagonista de la leyenda y del cuadro “Los amantes de Teruel” que ya hemos visto. La joven acepta resignadamente casarse con don Rodrigo de Azara, el novio elegido por su padre. Su resignación no evita la tristeza que le supone no poder casarse con su verdadero amor, Diego de Marsilla.
El autor representa con detalle la figura de Isabel mientras que el fondo apenas está insinuado. De esa manera el espectador se siente atraído por la profunda tristeza que emana del rostro de la protagonista. Se aprecia la influencia de la pintura veneciana del siglo XVI porque el dibujo lineal es menos importante que el colorido, que es el verdadero protagonista del cuadro. Colores brillantes, sobre todo en el vestido de Isabel. Observado de cerca vemos que el efecto de blancura es en realidad la combinación de numerosos colores.



Ofelia en el bosque. El personaje literario de Ofelia fue creado William Shakespeare como noble dama danesa, prometida de Hamlet. Enloqueció cuando Hamlet mató a su padre; al subir a un sauce, la rama se rompió y cayó en un arroyo ahogándose. Su drama fue fuente de inspiración para numerosos pintores, como John Everett Millais, John William Waterhouse o Alexandre Cabanel. Muñoz Degrain nos la representa, ya loca, recogiendo flores en el bosque junto al arroyo que será su tumba. Como es habitual en este autor, cuentan más los efectos de luces, sombras y colores que el tema, que se pierde en la penumbra de un sotobosque de gran belleza.



Crepúsculo en Magdala, 1902. 135,4 x 200,5 cm. Museo de Bellas Artes. Valencia.  Muñoz Degrain viajó por el Próximo Oriente y el resultado fueron una serie de lienzos (Las grutas de los profetas de Jerusalén, Espigadoras de Jericó, Vado del Jordán, etc.) y también este cuadro. La figura de María Magdalena es sólo un pretexto para introducir este paisaje de Tierra Santa, que como la mayoría de los de este autor, son imaginarios, construidos con sus recuerdos. Además nos la representa como mujer arrepentida y dispuesta a sufrir las consecuencias de su pecado.



La Magdalena contemplando a Jesús, 1909-1910. 132 x 87,3 cm. Museo de Bellas Artes de Valencia. El convento no era la única salida de la mujer que no se casaba. También estaba la prostitución, una solución despreciada, propia de las mujeres de clase humilde. Aunque, como María Magdalena, siempre tienen abierta la puerta a una vida respetable si se arrepienten de su anterior vida lujuriosa… 


Pitonisa, estudio. Otra actividad que durante siglos fue típica de las mujeres: la adivinación del futuro. Con técnicas muy diversas (lectura de las rayas de la mano, cartas, posos de café, etc.) y con nombres muy diversos (adivinas, pitonisas, meigas, etc.) muchas mujeres se ganaban la vida aprovechándose de la credulidad de las gentes y su necesidad de conocer el futuro… 


Panorama de Aragón, 1912. Museo de Málaga. De nuevo el paisaje como protagonista principal. Un día claro y soleado en primer plano y con suave bruma en los planos del fondo. En el centro un barranco con charcas refleja el cielo. Contraste cromático entre los amarillos y verdes de los primeros planos y los tonos violáceos del resto.  
Las figuras humanas, un pastor de lado y una mujer de espaldas, se diluyen en este paisaje. El vestido blanco de la mujer es en realidad una variadísima gama de malvas. En el tratamiento de la mujer hay un elemento nuevo: ya no es la visión tópica de los diversos estereotipos femeninos de la época. Ahora es la mujer burguesa que admira el paisaje y se interesa por los corderos recién nacidos, algo más próximo a nuestra sensibilidad.

Espigadoras de Jericó, 1910. Con este cuadro obtuvo una medalla de honor en el certamen de 1910. Era costumbre que después de segar los campos las mujeres recogiesen las espigas perdidas por los segadores. Se trataba de una forma de subsistir, no de ganarse la vida. Es un tema que ya habían tratado de forma realista autores como Millet o Léon Augustin L'hermitte. Pero como es habitual en los paisajes de Muñoz Degrain, aquí tenemos una visión idealizada e idílica de lo que en realidad era una vida muy dura. Sin embargo el cuadro es de una gran belleza, con el colorido y la luminosidad típicos del autor.