lunes, 24 de junio de 2013

Nuevos hallazgos arqueológicos en los alrededores de la torre funeraria de Sant Josep, en Villajoyosa.



Francisco Amillo


Queridos amigos de AGORABÉN:  diversos medios de comunicación (ABC, La Verdad, Información, etc.) han publicado los resultados de las excavaciones que se están llevando a cabo en la Torre de Sant Jopep de Villajoyosa, sobre la que ya había informado en este blog (http://agoraben.blogspot.com.es/2013/02/hallan-un-fetoromano-en-la-torre-de.html).

En esta campaña arqueológica se ha averiguado que la tumba estaba ubicada dentro de un recinto funerario rectangular que la rodeaba. 
Este recinto estaba excavado en el suelo a un metro de profundidad y contenía la tierra circundante, más alta, mediante un muro de hormigón. Esto permite deducir que la torre era algo más alta, siendo la torre funeraria romana más alta de Hispania, ya que según los excavadores medía como un edificio actual de cuatro plantas.



Junto al muro de hormigón, en el exterior del recinto ha aparecido una balsa  con restos de piedras, argamasa de cal y trozos hincados de grandes vasijas de cerámica. La balsa mide cerca de un metro de lado por unos treinta centímetros de profundidad. Se utilizó como artesa para amasar el hormigón (arena, cal, grava y agua) de los cimientos de la torre y del propio muro que la rodeaba. Se trata, nos dicen sus descubridores, de un resto arqueológico poco habitual. Cuando acabaron las obras, la balsa se tapó con tierra y restos de cerámicas que datan de una fecha posterior al 150 d.C. Este hecho permite fechar la torre y coincide con el momento en el que, según algunos expertos, se construyó dicho monumento, “una de las joyas de la arqueología valenciana”.

sábado, 22 de junio de 2013

Tomás Becket (1118-1170), arzobispo de Canterbury y víctima en el conflicto Iglesia-Estado.


Queridos amigos de Agorabén: el profesor Antonio Bravo García, especialista en literatura anglosajona, nos habló el pasado miércoles  sobre un tema que domina: la historia medieval de Gran Bretaña. El tema elegido, el de las relaciones Iglesia-Estado, nos muestra un problema que ensangrentó la Edad Media (el propio Becket es un ejemplo) y continuó sin resolverse, o resuelto de manera discutida, en los siglos siguientes. En España es aún una asignatura pendiente para muchas personas que no entienden cómo un Estado que se define laico da un trato de favor a la Iglesia Católica. 

Antonio Bravo es autor del texto. Las imágenes y sus comentarios las he puesto yo, así que sólo yo soy responsable de su oportunidad o inoportunidad.  (Francisco Amillo Alegre).


Becket.

Antonio Bravo García



Tomás Becket, uno de los personajes más significativos de la Edad Media occidental, con el paso del tiempo se ha convertido en el símbolo de los enfrentamientos entre la Iglesia y el Estado por conseguir la primacía en el poder.


Clave de bóveda en la nave central de la catedral de Exeter, Cornualles. La clave de una bóveda es la piedra que la cierra sustentando toda la estructura, porque en ella se concentran y neutralizan las presiones del arco. En el gótico se decoraba con elementos vegetales, heráldicos o relieves, que como es este caso, podían estar policromados. El artista demostró gran pericia para incluir seis personajes en el reducido círculo de la clave. Vemos a Becket arrodillado en el centro, a cuatro caballeros que le matan y a un canónigo testigo del suceso. La mitra arzobispal al lado de Becket indica su dignidad mientras que el altar y la cruz aluden a que su muerte ocurrió en la catedral de Canterbury.


Hoy no se podría entender a esta figura (personaje histórico y símbolo religioso) si no se tiene en cuenta aquel problema de las Investiduras que había tenido lugar décadas antes entre Enrique IV de Alemania y el papa Gregorio VII que se enfrentó con todos sus poderes eclesiásticos (incluida la excomunión) al emperador.

El Papa creyó resolver la cuestión del poder de los pontífices y los reyes mediante el tratado Dictatus Papae por el que se defiende que el Papa está por encima de cualquier otro poder en este mundo, pues éste está supeditado al poder de la Iglesia que gobierna en nombre de Dios, y a su vez se defendía que la Iglesia nunca se ha equivocado ni lo hará en el futuro. 
Gregorio VII

Es sabido que aquel enfrentamiento acabó con el exilio de Gregorio VII, la excomunión del emperador, y el primer cisma de los papas de Roma. Finalmente Enrique IV ante el temor de perder el trono, se arrepintió, pidió perdón de forma humillante ante el Papa en Canosa. Mas este problema no se resolvió, y los enfrentamientos por mantener la autoridad eclesiástica frente al Estado se han mantenido a lo largo de los siglos.

La Historia nos dice que Tomás Becket fue canciller y hombre de total confianza de Enrique II de Inglaterra, el soberano que más tierras tenía en su época debido, en parte, a su esposa Leonor de Aquitania. 
Tomás fue un hombre rico y poderoso que llegó a tener su propio ejército con el que ayudó a su rey frente al soberano francés. Era de origen normando, como Enrique II (aunque el cine y el teatro le consideren sajón por razones nacionalistas y dramáticas), personaje ilustrado que había estudiado en Roma, y que abandonó su carrera eclesiástica por servir a su rey y a la corona como canciller. 
Por aquel entonces Enrique II estaba enfrentado a los poderes de la Iglesia por la supremacía de los tribunales, y el rey quiso zanjar el problema nombrando a su canciller Becket como Primado de la Iglesia en Canterbury aunque no tuviera las órdenes sagradas, algo que logró en pocos días.
Miniatura de un manuscrito que muestra la muerte de Tomás Becket a manos de cuatro caballeros con cotas de malla.

Lo sorprendente de toda esta historia es que una vez que Becket llegó a ser Primado se pasó al bando de la Iglesia y se enfrentó a su amigo y soberano Enrique II, y estuvo dispuesto a defender los privilegios de la Iglesia aunque para ello tuviera que sufrir exilio y martirio.
Como no podía ser de otra manera, y teniendo en cuenta la personalidad de Enrique II y el contexto político y religioso de aquel tiempo, Tomás fue la víctima propiciatoria y terminó siendo mártir y santo pocos meses después de ser asesinado ante el altar de la catedral de Canterbury.


Lugar de la catedral de Canterbury donde fue asesinado Tomás Becket. Tres años después, el 21 de febrero de 1173, era canonizado por el papa Alejandro III. 
En 1174, un incendio asoló la parte este de la catedral, donde estaba depositado su sepulcro de mármol. Por iniciativa de Guillermo de Sens en 1220 se reconstruyó toda la cabecera, levantándose en el extremo oriental la Trinity Chapel como relicario monumental del santo. Permaneció allí hasta que en 1538, por orden de Enrique VIII, la tumba fue destruida y sus cenizas arrojadas al río.

Una vez más, por el miedo a la excomunión y el temor de perder la corona que le disputaban sus hijos, se vio forzado a ceder ante un pueblo ignorante y fanatizado por las doctrinas de la Iglesia que se preocupaba más del reino de la tierra que del reino de los cielos. Se volvió a la supeditación del poder del rey al poder de la Iglesia.

No sucederá así siglos más tarde, y tras el enfrentamiento de Enrique VIII con el papado aparecerá el cisma y la desmembración de la Iglesia de Roma. Pero el poder de la Iglesia siguió durante siglos en los países considerados tradicionalmente papistas, Italia, Francia, España, Polonia, Austria, Portugal e Irlanda entre otros, que mantuvieron concordatos favorables a la Iglesia hasta muy recientemente o que incluso permanecen hasta nuestros días.

Sin duda alguna, Tomás Becket es todo un símbolo y un santo que defendió los intereses de la Iglesia por encima de cualquier otro poder, acertada o equivocadamente. 


Frontal de piedra tallada dle altar de la iglesia de San Miguel de  Almazán, en Soria. Es de finales del siglo XII. 
La iconografía de Becket no es muy extensa. En las imágenes aisladas se representa  como obispo, mostrando la espada aún en la parte  superior de la cabeza o enseñando en la mano la parte superior del cráneo que le fue cercenada en el primer golpe. En las escenas se suele elegir  el momento de su asesinato:  junto a un altar  es golpeado con la espada por cuatro caballeros con cotas de malla. Tras el santo suele aparecer el canónigo Edward Grim llevándose la mano al hombro para indicar que fue herido por defender al arzobispo.


Mitra se seda de la abadía de Seligenthal en Baviera que muestra el asesinato de Tomás Becket. Esta imagen y la anterior muestran lo ventajosa que fue su muerte para el pontificado. Así que Becket "ganó una batalla después de muerto".




domingo, 16 de junio de 2013

EL COLAPSO DE NUESTRA CIVILIZACIÓN, ALGO MÁS POSIBLE DE LO QUE PARECE... 


Francisco Amillo

He leído una noticia de la agencia EFE que indica que el colapso de la civilización maya se produjo por su mala gestión de los recursos naturales y del medio ambiente. 

Puedes verla pinchando aquí 

La noticia en realidad no es noticia, porque es algo que ya se sabía desde hacía muchos años aunque las conclusiones que podemos sacar de ella tienen cada día más vigencia. Esta fascinante civilización vivió una larga época de esplendor desde el 1.000 a.C. hasta el 1.000 d.C., es decir unos 2.000 años en total, redondeando las cifras. Se trata de los períodos denominados Preclásico y Clásico. En ellos se construyeron grandes ciudades, con infraestructuras hidráulicas, agrícolas, carreteras y ¡cómo no! con sus famosas pirámides, su escritura, su arte, etc. 



Pero su éxito fue la causa de su desgracia. La población creció tanto que deforestaron, causaron descendimiento del nivel freático y sus ríos y pozos ya no pudieron mantener una producción agrícola que alimentara a tantos habitantes. Las ciudades se abandonaron lentamente porque ya no eran productivas. La selva las fue cubriendo poco a poco y cuando a principios del siglo XVI los castellanos llegaron a América los mayas eran ya una sombra de su antiguo esplendor. La conquista europea no hizo sino acelerar una muerte ya anunciada... 

Puedes conocer algo más sobre la cultura maya pinchando aquí y verás un vídeo de YOUTUBE

Por desgracia no es el único ejemplo. En la isla de Pascua o Rapa Nui, desde el año 400 hasta el 1700, ambos después de Cristo, hubo también un extraordinario auge cultural, que culminó con la construcción de los famosos moáis, o gigantescas esculturas de piedra. 



 Pero también aquí se produjo una ruptura del equilibrio cuando la población creció más que sus recursos. Los moáis, testimonios de un auge efímero, aún siguen oteando el horizonte, añorando con nostalgia el pasado esplendor de sus antiguos creadores. Pero es en vano: habían deforestado y empobrecido la isla hasta un punto de no retorno, en el que la recuperación del antiguo equilibrio fue imposible. La crisis llegó a tal punto que lucharon entre sí para obtener prisioneros y comérselos… 

Por desgracia se pueden poner más ejemplos de civilizaciones que colapsaron porque su población no supo mantener el equilibrio con sus recursos, pero creo que con estos dos ya es suficiente. 

La pregunta que podemos plantearnos es bien clara: ¿Estamos hoy día alterando el equilibrio del planeta? La deforestación en amplias zonas de la Amazonia, Asia, África, etc., no es un buen indicio. 


Deforestación en la cuenca del Amazonas, el gran pulmón verde del planeta. Cuando desaparezca ¿quién realizará su función?

 Las recientes inundaciones ocurridas en Alemania y otros países centroeuropeos han sido atribuidas por algunos expertos a la deforestación del Sur de Europa (o sea nosotros) que ha producido una desviación hacia el Norte de las masas de aire cargadas de humedad. 

 Las grandes cantidades de CO2 que se envían a la atmósfera diariamente a causa de la combustión de combustibles fósiles en la industria y la automoción han provocado un aumento de la temperatura del planeta por el denominado "efecto invernadero". Este fenómeno, el "calentamiento global", ha tenido como consecuencia un claro retroceso de los hielos en los casquetes polares. 

 La conjunción de estos factores ha tenido muchas consecuencias. Algunas no son intrínsecamente malas. Así por ejemplo en el sur de Gran Bretaña ya pueden cultivar viñedos, algo que no podía llevarse a cabo desde hacía unos cuantos siglos. 

Pero otras sí que pueden ser perjudiciales. Las corrientes marinas de agua fría, producto del deshielo ártico, hacen que tengamos unas temperaturas primaverales inusualmente bajas, lo que puede alterar las cosechas. 
Y eso sin hablar de las consecuencias que tendría una elevación del nivel del mar si se siguen fundiendo los hielos árticos. Se calcula que si se llegase a la fusión total el nivel actual del mar subiría algo más de 20 metros. 

Por desgracia no acaba aquí la lista de peligros para nuestra actual forma de vida. El agujero en la capa de ozono por las emisiones de FCC, la acumulación de pesticidas, metales pesados y otros productos nocivos para la salud en las aguas y que pasan de ellas a los peces, y un largo etc., son también preocupantes. 

¿Y qué decir del vertiginoso aumento de la población mundial? Ha pasado de casi 1.000 millones en el año 1800 a los 7.000 millones en 2011. 



Cuando las grandes masas de China, India, Rusia o Brasil empiecen a tener un consumo de alimentos, productos químicos y combustibles fósiles similar al nuestro (¿quién les puede negar su derecho al progreso?) el impacto sobre el planeta será brutal. 

 ¿Qué hacen los líderes mundiales para solucionar estos posibles problemas? Firman unos acuerdos en Río o en Kioto y los incumplen sistemáticamente. 

 ¿La humanidad podrá seguir viviendo indefinidamente como hasta ahora? ¿Qué futuro les espera a nuestros nietos si rompemos el equilibrio ecológico hasta un punto de no retorno? 


¿Es este el futuro que le espera a nuestro planeta?

Bueno, ya hemos visto lo que les pasó a los mayas y a los rapanui. Pero aquellos pueblos estropearon una zona pequeña de la tierra y ahora el que está en peligro es el planeta entero. Y no tenemos recambió si lo estropeamos. Recordad aquella frase: "los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla". 

¿Estaremos repitiendo el error de los mayas? 

Espero vuestras opiniones.

martes, 11 de junio de 2013

Un filósofo enamorado, un pintor homosexual y la búsqueda de “la media naranja” acabando en una pasarela de moda.


Francisco Amillo


Queridos amigos de Agoraben. Hoy empiezo esta nueva entrada con un título enrevesado y desconcertante…  pero cierto. Espero que su rareza os anime a seguir leyendo.

Todo empezó cuando por casualidad encontré en la web del Ministerio de Educación una traducción de “El banquete” o “El Symposium”, uno de los famosos diálogos escritos por Platón.  Al leerlo me pareció interesante, pero mi interés llegó al máximo cuando me di cuenta que estaba formulando una teoría sobre el origen y naturaleza del Amor en el ser humano. 
El beso, talla en mármol del escultor impresionista Rodin. Muestra la irresistible atracción hacia el otro sexo que Platón intentó explicar en "El Banquete".

Este antiquísimo filósofo griego (427-347 a. C.) fue el creador de otras muchas teorías, algunas de las cuales han continuado durante siglos y han llegado hasta nosotros. En realidad más que teorías eran “relatos explicativos”, que ese es el significado de “mito” en griego. 
Estos relatos sólo servían para ilustrar, de forma muy pedagógica, algún principio filosófico. El problema es que los que le leyeron en épocas posteriores se los tomaron muy en serio, al pie de la letra. Así por ejemplo todavía hay personas que siguen buscando la Atlántida sumergida y que están convencidas de poder hallarla... Son muy optimistas. 

Otra teoría platónica, explicada mediante el mito de la caverna, es que los objetos de este mundo son imperfectos porque son sólo simples reflejos o sombras de los objetos “ideales” que existen en el mundo perfecto de las ideas.
Y si a esta segunda teoría le añadimos la tercera, la del amor, obtendremos la creencia en el “amor platónico” y en la búsqueda de nuestra “media naranja”.

Para entender el concepto del amor que tenía Platón lo mejor es que os reproduzca algunos fragmentos de “El Banquete”. Comienza defendiendo que el Amor, o Eros, es el dios más poderoso y filantrópico, que cura las enfermedades del alma y aporta felicidad a los humanos: 
"Pues, a mi parecer, los hombres no se han percatado en absoluto  del poder de Eros, puesto que si se hubiesen percatado le habrían levantado los mayores templos y altares y le harían los más grandes sacrificios, no como ahora, que no existe nada de esto.  Pues es el más filántropo de los Dioses, al ser auxiliar de los hombres y médico de enfermedades tales que, una vez curadas, habría la mayor felicidad para el género humano."

Más adelante explica la inclinación amorosa de los hombres recurriendo al mito de los andróginos. 
La palabra “andrógino” hoy día tiene un significado distinto al que le daba Platón, así que es mejor que lo ignoremos de momento. En la antigua Grecia era equivalente al mito de Hermafrodito, en el que se inspiró Platón. 
Hermafrodito era hijo de Hermes y Afrodita, de ahí  el nombre,  mezcla del de sus padres. Se convirtió en un joven de gran belleza. Un día  de calor se acercó a un lago para refrescarse.  La náyade Salmacis, que vivía en el  lago, al  observar su cuerpo desnudo, sintió una atracción irresistible hacia él y  trató de conquistarlo. Le abrazó fuertemente, lo arrastró al fondo y suplicó a los dioses que no separaran sus cuerpos. Los dioses, atendieron  su súplica  y ambos cuerpos se fusionaron para siempre en un solo ser, de doble sexo. 


Hermafrodito, escultura griega del período helenístico. Desde este punto de vista es una hermosa joven.

La misma escultura, desde este otro punto de vista, permite apreciar su carácter masculino. La unión de lo mejor del hombre y de la mujer que supone este mito inspiró a Platón. 

Platón hizo más complejo este relato tradicional y estableció que los andróginos eran seres humanos perfectos repartidos en tres sexos:
"[...] tres eran los sexos de las personas, no dos, como ahora, masculino y femenino, sino que había, además, un tercero que participaba de estos dos, cuyo nombre sobrevive todavía, aunque él mismo ha desaparecido. El andrógino, en efecto, era entonces una cosa sola en cuanto a forma y nombre, que participaba de uno y de otro, de lo masculino y de lo femenino, pero que ahora no es sino un nombre que yace en la ignominia.”

De acuerdo con la filosofía griega, al ser perfectos estos andróginos eran redondos, la figura perfecta, y caminaban en círculos ayudados con sus cuatro manos y cuatro pies:
“[...] la forma de cada persona era redonda en totalidad, con la espalda y los costados en forma de círculo. Tenía cuatro manos, mismo número de pies que de manos y dos rostros perfectamente iguales sobre un cuello circular. Y sobre estos dos rostros, situados en direcciones opuestas, una sola cabeza, y además cuatro orejas, dos órganos sexuales.” 

Reunían en una sola persona lo mejor de los hombres y las mujeres. Eran tan perfectos que quisieron usurpar el poder de los dioses. Eso era un pecado gravísimo y el castigo fue proporcional a dicha gravedad:
Eran también extraordinarios en fuerza y vigor y tenían un inmenso orgullo, hasta el punto de que conspiraron contra los dioses.  [...] intentaron subir hasta el cielo para atacar a los dioses. Entonces, Zeus y los demás Dioses deliberaban sobre qué debían hacer con ellos.

Finalmente Zeus decidió partirlos en dos mitades. El resultado fueron unos seres desvalidos, que sólo añoraban reencontrar su otra mitad, “su media naranja” y abrazarse a ella. Ese es el origen innato del amor que sentimos los humanos actuales, fragmentos de aquellos andróginos primigenios:
“[…] los cortaré en dos mitades a cada uno y de esta forma serán a la vez más débiles y más útiles para nosotros por ser más numerosos. Andarán rectos sobre dos piernas [...] 
Dicho esto, cortaba a cada individuo en dos mitades. […] 
Una vez que fue seccionada en dos la forma original, añorando cada uno su propia mitad se juntaba con ella y rodeándose con las manos y entrelazándose unos con otros, deseosos de unirse en una sola naturaleza [...] 
Desde hace tanto tiempo, pues, es el amor de los unos a los otros innato en los hombres y restaurador de la antigua naturaleza, que intenta hacer uno solo de dos y sanar la naturaleza humana.

Pero hemos dicho que había tres sexos entre los andróginos. Los que procedían de la división de un andrógino de dos sexos buscaban a su mitad del sexo contrario. Así es como explica el origen del amor heterosexual. Y también  del adulterio: como los matrimonios se imponían por  conveniencias familiares, el alma seguía buscando su otra mitad. 
Pero también da una explicación sobre el origen del amor lésbico y del amor homosexual, el mejor de todos, según Platón:
“[...] cuantos hombres son sección de aquél ser de sexo común que entonces se llamaba andrógino son aficionados a las mujeres, y pertenecen también a este género la mayoría de los adúlteros; y proceden también de él cuantas mujeres, a su vez, son aficionadas a los hombres y adúlteras. Pero cuantas mujeres son sección de mujer, no prestan mucha atención a los hombres, sino que están inclinadas a las mujeres, y de este género proceden también las lesbianas. Cuantos, por el contrario, son sección de varón, persiguen a los varones y mientras son jóvenes, al ser rodajas de varón, aman a los hombres y se alegran de acostarse y abrazarse; éstos son los mejores de entre los jóvenes y adolescentes, ya que son los más viriles por naturaleza."

Esto de que los homosexuales son “los más viriles por naturaleza” no fue aceptado por la tradición cristiana posterior, que siempre los consideró afeminados y débiles, que iban “contra natura” por ser incapaces de reproducirse. En la Edad Media se les condenaba a muerte.

En cambio sí que incorporó  a su sistema de valores y creencias el concepto del amor platónico. Puede parecer escrito hoy día, pero este fragmento lo escribió Platón:  
"[…] llegar a ser uno solo de dos, juntándose y fundiéndose con el amado [...] Amor es, en consecuencia, el nombre para el deseo y la persecución de esa integridad. [...] Yo me estoy refiriendo a todos, hombres y mujeres, cuando digo que nuestra raza sólo podría llegar a ser plenamente feliz si lleváramos el amor a su culminación y cada uno encontrara el amado que le pertenece retornando a su antigua naturaleza."

Un hermoso párrafo, ¿verdad? ¡Cuántos poemas, dramas, novelas, pinturas y esculturas se han inspirado en este anhelo del ser humano a fundirse en uno con su mitad amada! La literatura y el arte habrían perdido un importante volumen de obras si no hubiese existido la creencia en un profundo sentimiento amoroso arraigado en el corazón humano. ¿Qué habría sido del amor cortés y de los trovadores y sus juegos florales? ¿Habrían existido parejas como Don Quijote y Dulcinea, Dante y Laura, Abelardo y Eloísa y más modernamente Machado y Guiomar? No, en absoluto. Y además la vida sería mucho más triste…


Psique reanimada por el Beso de Eros o Amor. Escultura de Antonio Canova, de estilo Neoclásico (siglo XVIII). El amor vence todos los obstáculos y trasciende a la muerte.

Pero no acaba aquí la influencia de Platón. El Neoplatonismo fue un intento de conciliar la filosofía platónica, pagana, con el Cristianismo. Fueron los neoplatónicos los que difundieron el ideal del amor puro, espiritual, exento de sexo, como el modelo ideal del amor. La historia nos presenta ejemplos de este amor. Uno de ellos fue el de Miguel Ángel Buonarroti con la aristócrata Vittoria Colonna. Intercambiaban cartas y poemas de altísimo contenido amoroso, pero siempre en el plano espiritual. Cultivaban un amor perfecto que según ellos no tenía edad ni deterioro, era atemporal y la más alta expresión del amor divino. Mientras se escribían estos ardientes pensamientos ella vivía voluntariamente recluida en un convento y él se acostaba casi todas las noches con jovencitos. 


Dibujo de Vittoria Colonna realizado por Miguel Ángel. Para Miguel Ángel la belleza de su cuerpo era un reflejo de la belleza y bondad de su alma, ya que de acuerdo con el concepto platónico que el seguía, la belleza equivalía a la bondad y la verdad.

Pero cuando murió Vittoria, Miguel Ángel quedó sumido en una profunda crisis emocional que cambió por completo su estilo. La muerte había arrancado algo fuertemente enraizado en su corazón. Su corazón se rompió en mil pedazos y su escultura se hizo espiritual y sublime…La Piedad Rondanini, inmaterial, etérea, sublimación de lo humano, fue su máxima expresión.

La creencia en aquellos seres ideales de los que provenimos los imperfectos hombres actuales hizo que algunos autores neoplatónicos consideraran como andróginos del cristianismo a Adán antes de la creación de Eva (al arrancarle la costilla Dios le quitó su elemento femenino) y a Cristo. Dan Brown, en su disparatado Código da Vinci, supo sacar partido de esta teoría.

Finalmente hay otra consecuencia importante del texto platónico. Hemos visto que defiende la homosexualidad como la mejor de las opciones amorosas. En el siglo XVI los autores clásicos tenían una enorme autoridad moral entre los intelectuales. Bastaba que algún antiguo filósofo hubiese afirmado algo para que aceptase como cierto e indudable. Y al analizar los textos platónico a favor de la homosexualidad, esta tendencia cobró un auge insospechado. 
El Sátiro Barberini es una copia romana de un original griego del siglo II a.C. La pose claramente homoerótica demuestra el concepto que los griegos tenían de la homosexualidad.

Tanto influjo ejerció que según afirmaba el humanista neoplatónico Marsilio Ficino todos los intelectuales y artistas de Italia eran homosexuales. Bueno, aunque él lo era, exageraba al decir todos. Pero sí que hubo muchísimos a pesar de que las leyes represoras continuaban en vigor e incluso se acrecentaron. Pero eran personajes influyentes y a ellos no les alcanzaba el brazo de la ley. Con los pobres, la cosa era distinta…

Finalmente fue el Concilio de Trento el que puso las cosas “en su sitio”. Acabó con este “prestigio” de la homosexualidad y se volvió a ocultar. Pero siguió existiendo. Un ejemplo lo tenemos en el siglo XVIII con Johann Joachim Winckelmann, creador d la Historia del Arte y del concepto de estilo artístico.
Retrato de Winckelmann realizado por Rafael Mengs.

Al hablar de andróginos no podemos ignorar la figura de Leonardo da Vinci, cuya homosexualidad parece fuera de dudas. Tiene varias obras en las que sus protagonistas tienen una ambigüedad sexual tan evidente que muchos autores las identifican con este ideal platónico del ser humano que junta en sí lo mejor del género masculino y femenino. Me refiero no sólo a la Gioconda sino también a sus dos obras sobre San Juan Bautista, ambas en el Louvre.

La más famosa,  pintada hacia 1508-13,  es un experimento de claroscuro que será muy imitado posteriormente por los pintores barrocos con Caravaggio a la cabeza. 


Es de las pocas obras de Leonardo en que los paisajes de segundo término se ven substituidos por un fondo oscuro.  Leonardo enfoca solamente el rostro del profeta con su enigmática sonrisa. Su aspecto andrógino provoca un efecto singularmente inquietante. La mirada es estrábica, pues muestra la embriaguez del amor; el índice señala hacia el cielo, pues el Amor solo se completa en Dios, según enseña el neoplatonismo. Se ha dicho que el modelo fue uno de sus discípulos y amantes, Salai.

La segunda obra de San Juan Bautista, fechada entre 1510-15, acabó siendo una representación de Baco. 

El cuadro perteneció a la colección de Francisco I de Francia, último protector de Leonardo y se titulaba San Juan en el desierto. Pero la obra provocaba rechazo por indecorosa: el joven imberbe posee una belleza deliberadamente femenina, un exceso de desnudez y el desierto es un paisaje lleno de vegetación y con un lago. 
Por eso en el siglo XVII se le pintó una corona de pámpanos, símbolo de Baco, se le cambió su vestido de piel de oveja por la de pantera y la cruz fue transformada en un tirso, que es la vara de Baco y sus seguidores... Ya no era un tema religioso y ya no era irreverente. El mito del andrógino y la valoración de la homosexualidad habían desaparecido con el cambio de siglo.

Y ya para finalizar, una pregunta: ¿queda algo de todo esto hoy día? La respuesta es que sí. Podría poneros muchos ejemplos pero me quedo sólo con uno: el joven Andrej Pejic se hizo mundialmente famoso en 2010 cuando fue confundido con una mujer en un desfile internacional. De madre serbia y padre croata, ni hombre ni mujer, fue llamado por los periodistas «femiman». 
Según el concepto actual  Andrej Pejic es un andrógino, algo que tiene poco que ver con el concepto de Platón. Se fotografió desnudo lo que permite apreciar su ambigüedad sexual.


La ambigüedad, que tanto gusta en las pasarelas de la moda, encontró en él un icono, anunciando sujetadores y transformándose en la novia perfecta para Rosa Clara. Incluso fue elegido como “la mujer más sexy del mundo”. 

La belleza ideal platónica y la unión de lo masculino con lo femenino, amasados con el  muchísimo dinero que se mueve en las pasarelas, producen estos efectos. 
¡Si Platón levantara la cabeza…!