Contra violación, decapitación. Un cuadro de Artemisia Gentileschi, la gran pintora italiana del siglo XVII.
Francisco Amillo
Hace poco leí en el diario El País una noticia sobre la veterana bailarina italiana Carla Fracci en la que se indicaba que estaba encarnando a Artemisia Gentileschi en un papel escrito ex profeso para ella (puedes verlo en http://cultura.elpais.com/cultura/2014/08/29/actualidad/1409305702_151134.html).
Artemisia fue una gran pintora italiana del siglo XVII, muy famosa, y su obra más conocida es la decapitación de Holofernes. Para muchas feministas es el prototipo de mujer luchadora y adelantada a su época.
Desde luego, el que una mujer triunfara en el mundo del arte, hasta ese momento coto exclusivo de los varones, tiene mérito. No es el único caso: en España tenemos en ese mismo siglo a la Roldana, una escultora más famosa que su marido, también escultor.
Pero hay que reconocer que unas pocas excepciones no invalidan la regla y hasta el siglo XX, el papel de las mujeres fue poco relevante en el terreno artístico. Y no por falta de capacidad sino porque la sociedad y los gremios de artistas no estaban dispuestos a permitirlo. El lugar de una mujer honrada era el hogar o el convento y no debía ganarse la vida con una profesión.
Volviendo a Artemisia Gentileschi resulta que realizó al menos dos versiones de un tema muy violento, que "a priori" no parece muy propio de la sensibilidad de una mujer. Me refiero a la decapitación de Holofernes, un tema bíblico muy tratado en siglos anteriores pero que en ella acusa una ferocidad poco usual.
Hasta entonces los artistas habían intentado señalar el sacrificio y la virtud de Judit, que arriesgaba su vida y su honor por un fin superior: salvar a su pueblo. Era por tanto una heroína virtuosa a pesar de que la acción, acostarse con Holofernes y luego decapitarlo, podía ser deshonrosa. Pero la bondad de su finalidad última borraba las connotaciones negativas. Por esta causa algunos autores no dudaron en representar a Judit desnuda, como es el caso del cuadro siguiente. Es del holandés Jan Massys (1509–1575) y en él no hay violencia y sí un deseo de mostrar la belleza del cuerpo femenino en un ambiente poco realista.
Artemisia, en cambio, subraya en sus dos obras, ambas muy realistas, la violencia, la sangre y el ensañamiento ante el enemigo derrotado. Una de ellas se conserva en el Museo Nazionale di Capodimonte, en Nápoles.
La fecha del cuadro es imprecisa. Según algunos autores sería 1611 o 1612; otros afirman que es de 1612 o 1613. Un estudio reciente, del año 2013, la hace aún más imprecisa ya que la sitúa entre 1614 y 1620.
Puede parecer una cuestión baladí pero no lo es porque la fecha puede cambiar la interpretación de la obra: en 1612, cuando tenía 19 años Artemisia fue violada por su profesor de dibujo.
Detalle del cuadro anterior. Ha sustituido la desnudez de Jan Massys por un escote y centra toda su atención en la gestualidad y sentimientos provocados por la decapitación. |
Por eso se suele explicar esta espeluznante decapitación de Holofernes como una reacción personal a su violación. Los partidarios de poner como fecha 1611, es decir antes de ese incidente, restan importancia a la motivación psicológica de la pintora y aducen elementos técnicos. Argumentan que se había inspirado en la Judith de Caravaggio, pintada unos doce años antes. La sangre, la carencia de detalles decorativos e incluso los brazos paralelos y rígidos de Judith, nos dicen, están resueltos como en la obra de Caravaggio.
Sin embargo, en esa versión del fundador de la escuela tenebrista, Judit no parece realizar ningún esfuerzo mientras que el rostro y la flexión de las manos en la obra de Artemisia sí que denotan gran tensión.
Además hay diferencias importantes. Destaca sobre todo su criada, cuyo aspecto juvenil es tan distinto al de Caravaggio, lo mismo que su activa colaboración en la decapitación. Finalmente Artemisia utiliza la composición triangular, ausente en el otro cuadro.
Por eso, en mi opinión, sin negar las influencias de la técnica de Caravaggio, la fuerte carga emocional que imprime Artemisia a su obra la hace muy distinta.
Hay autores que defienden que el rostro de Holofernes es el de Agostino Tassi, su violador. Nos está mostrando su rabia e impotencia ante un hecho que le pudo haber amargado la vida y por el que el violador sólo recibió como el castigo el destierro de Roma. Además ella fue torturada para ver si en medio del dolor declaraba lo mismo que en el juicio. Era el procedimiento habitual en la justicia de la época...
Sin embargo no es este su único cuadro sobre el tema. En la florentina Galleria degli Uffizi se conserva otro óleo sobre tela con el mismo título. Es de mayor tamaño ya que mide casi dos metros de alto con lo que las figuras parecen de tamaño natural. La fecha según algunas fuentes se situaría entre 1612 y 1621. En Wikipedia en el mismo artículo se dan dos fechas distintas: 1613 y 1620.
A pesar de esas discrepancias todos los autores están de acuerdo en señalar que esta obra es posterior. Y también es la más conocida de esta autora. La sangre que brota a chorros del cuello de Holofernes es mucho más realista, algo típico del Barroco, y muestra aún más la rabia de Artemisia. Las piernas de Holofernes, que no se veían en la versión anterior, le confieren mayor tensión y realismo. Y no es algo casual: la Judith de Artemisia fue una obra muy pensada y con varios cambios tal como demuestran las radiografías de rayos X.
Tras su violación Artemisia había tenido que abandonar Roma y marchar a Florencia, donde permaneció siete años. Parece ser que Cosme II de Medici le encargó esta tela. Lo que si está clara es su autoría ya que debajo, a la derecha, está su firma: “Ergo Artemisia Lomi Fec[it].”
Utiliza su apellido real, Lomi, ya que su padre se llamaba Orazio Lomi Gentileschi aunque utilizaba como nombre artístico el de Oracio Gentileschi. Hay un claro intento de marcar su personalidad.
Artemisia tampoco utiliza el apellido de su marido. Su violador, Agostino Tassi, se había ofrecido a casarse con ella para reparar su honor pero se descubrió que ya estaba casado. Por eso su padre le arregló un matrimonio con el pintor florentino Pierantonio Stiattesi, lo que permitió a Artemisia disfrutar de honorabilidad social. Eso explica su estancia en Florencia durante siete años, pasados los cuales, y olvidada su humillación, pudo regresar a su Roma natal donde acabó el cuadro. Por cierto, como pintora Artemisia es mucho más famosa que su marido.
Aún realizó otra obra sobre este tema de Judit y Holofernes. Se trata de "Judit y su doncella". Está claro que era un tema que no le dejaba indiferente. Fue una mujer muy hermosa, admirada y alabada por esa causa. Fue una gran artista cuyas obras solicitaron importantes personajes. Nadie le podía reprochar el deshonor de la violación porque había sido reparado con un matrimonio. Pero su recuerdo seguía presente...
Algunos autores señalaron que en este cuadro hay elementos expresivos y compositivos relacionados con un cuadro sobre el mismo tema realizado por su padre: "Judith y su criada con la cabeza de Holofernes".
Sin embargo esta versión de Orazio Gentileschi es excesivamente "suave": a diferencia del cuadro de su hija aquí no hay sangre ni atisbo de tensión psicológica. Está claro que, a pesar de ser un buen padre que le enseñó a pintar y le ayudó tras la violación, no sentía lo mismo que su hija. Él sí pudo olvidar.
Orazio Gentileschi: "Judith y su criada con la cabeza de Holofernes", 1621-24. Wadsworth Atheneum, Hartford.
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En cambio Artemisia parece transferir su traumática experiencia sobre sus lienzos representando el sufrimiento de mujeres fuertes de la mitología y la Biblia. Y entre todas ellas parece claro que estaba impresionada por la historia de Judith. Pero no transmite un mensaje de humillación y resignación sino de lucha y esperanza, una actitud que las mujeres actuales entienden perfectamente...
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