miércoles, 30 de diciembre de 2015

El dios mitológico Saturno y las Saturnales, precedente de la Navidad.


Francisco Amillo


¿Hay alguna relación entre Saturno y la Navidad? Pues aunque pueda parecer extraño, lo cierto es que ambos conceptos están muy relacionados. Es un fenómeno muy bien estudiado y documentado. Pero debo aclarar que me refiero al dios mitológico Saturno, no al planeta de los anillos. 
Todo empezó como una de las fiestas más populares de la antigua Roma, las Saturnales, y ha acabado como una de las fiestas más populares y universales del mundo actual, la Navidad.
En el siglo IV de nuestra Era el cristianismo se había difundido tanto en el Imperio Romano que en el año 313 dejó de perseguirse y se autorizó a practicarlo. Años más tarde, en el 392, fue declarado religión oficial. Eso supuso que se prohibieran los antiguos cultos con lo que numerosas estatuas e incluso templos fueron destruidos. El cristianismo había pasado de perseguido a perseguidor. Por eso en dicho siglo la Iglesia intentó cristianizar los cultos paganos y uno de ellos fue la fiesta de las Saturnales que acabó sustituida por la Navidad.



1. Saturnales y Navidad.
Las Saturnales, Saturnalia en latín, se celebraban en honor al dios romano Saturno.  Su duración varió según épocas, oscilando entre 3 días y una semana, del 17 al 23 de diciembre. Con ella los romanos festejaban el final del período más oscuro del año y el nacimiento del más luminoso. Por eso coincidían con el solsticio de invierno y culminaban el día 25 de diciembre con la fiesta del nacimiento del sol invencible denominada Dies Natalis Solis Invicti.


Representación del "Sol Invictus" cuyo nacimiento se celebraba en Roma el 25 de diciembre.

En los primeros tiempos de la República Romana Saturno era un dios agrícola que protegía los sembrados y garantizaba las cosechas.  Su fiesta, las Saturnales, coincidía con la finalización de los trabajos del campo, cuando el ritmo de las estaciones dejaba a la familia campesina  un tiempo de descanso. Su origen debió ser anterior a Roma. Según una antigua tradición romana esta festividad había sido creada por Jano, el dios de dos cabezas, el cual recogió a Saturno tras ser derrocado por su hijo Júpiter-Zeus y quedar convertido en simple mortal. Le instaló en Italia y le nombró rey del Lacio, siendo recordado su gobierno como "La Edad de Oro". 

La configuración definitiva de las saturnales se produjo a finales del siglo III a.C. siguiendo modelos griegos. Fue justo después que Aníbal, en el año 217 a.C., infringiese a las legiones romanas una nueva y terrible derrota junto al lago Trasimeno. Las autoridades pensaron  que era preciso levantar la moral de los ciudadanos porque el enemigo cartaginés podría fácilmente llegar a las puertas de Roma y dieron una nueva forma a la fiesta tradicional ampliando su contenido. Tras la derrota de Aníbal, aquella alegría por decreto se transformó en alegría espontánea y la fiesta adoptó desde entonces sus características peculiares. 

Se había elegido para el inicio de las Saturnales el día 17 de diciembre porque era cuando el sol entraba en el signo de Capricornio, casa de Saturno según los romanos. 
Las fiestas comenzaban ese día con un sacrificio en el templo de Saturno situado al pie del Capitolio, en la zona más sagrada de Roma. 


Restos del templo de Saturno al pie del Capitolio, en el Foro de Roma. Se conservan ocho columnas de orden toscano. En él se guardaba el tesoro público porque en la época de Saturno no se cometían robos. Las Saturnales se iniciaban con un sacrificio delante de este templo. Según la leyenda, tras ser expulsado del Olimpo se instaló en el Capitolio, en el lugar en el que después se fundaría Roma, y construyó una ciudad fortificada, Saturnia. 

Al sacrificio seguía un banquete público al que estaba invitado todo el mundo. A continuación, con el grito de "io Saturnalia" (yo las Saturnales), venían unos días de relax en los que estaba permitido romper muchas de las normas sociales. Estaban prohibidas todas las actividades económicas, incluidas  la administración de justicia, la política y los negocios. Sólo se exceptuaban aquellas actividades que diesen felicidad a los demás: panaderos y pasteleros, según indicaba Luciano de Samósata. Los actores de teatro no trabajaban esos días pero sí las actrices que acudían a fiestas privadas "sólo para hombres". Así se entiende la mala fama que tenían estas profesionales en la antigua Roma, que se prolongó durante muchos siglos después, hasta el XVIII.


Jugadores de dados en una pintura al fresco de Pompeya,  Osteria della Via di Mercurio. Los juegos de azar estaban prohibidos todo el año salvo en las Saturnales.

El día 19 de diciembre era el día de los regalos y los niños recibían juguetes. Es una tradición que se ha mantenido hasta la actualidad y tan sólo ha cambiado el día: Navidad en unos países y Reyes en otros. 
Era además el día de ir a visitar a los familiares y llevarles alimentos (nueces y frutos) junto con cirios de cera de abeja para recordar el triunfo de la luz sobre las tinieblas y de la verdad sobre el error. Por eso era costumbre encender más cirios de lo habitual, decorar la casa con plantas verdes y colgar elementos decorativos en los árboles. También era costumbre obsequiar con figuritas de cerámica hechas exprofeso para ese día, denominadas sigillaria. Normalmente  estas estatuillas tenían un sentido religioso, pero dado el espíritu bromista que reinaba en las Saturnales se introdujo la costumbre de regalar algunas piezas que podríamos definir como "escatológicas" ya que eran reproducciones de excrementos cuyo objetivo era la risa. En el siglo XVII se retomó esta idea al introducirse en los belenes catalanes las figuras de los caganers.


Una "sigiliaria" o figurita de cerámica que se regalaba en las Saturnales. Según el escritor romano Macrobio eran una sustitución de los antiguos sacrificios que se ofrecían en estas fiestas. Algunos investigadores actuales apuntan que podría tratarse de la sustitución de los antiguos sacrificios humanos.

El reinado de Saturno en el Lacio se recordaba como una Edad de Oro en la que los humanos vivían felices obteniendo sus alimentos de la tierra sin ningún esfuerzo. No existían el dolor, la enfermedad, la envidia, la delincuencia, ni las diferencias sociales.
Por eso durante las Saturnales reinaba la abundancia y los esclavos eran liberados de sus obligaciones, que eran realizadas por sus dueños. Además podían decir a sus amos todo lo que quisieran, sabiendo que no podrían ser castigados por ello.  
Los hombres libres, por su parte, también se tomaban muchas libertades con la comida, la bebida, juegos de azar (prohibidos el resto del año) y el sexo. Luciano de Samósata ponía en boca de Saturno: “Mi reino se desenvuelve entre dados, aplausos, cantos y borracheras, y no dura más de siete días”.


Ernesto Biondi: "Saturnalia", año 1900. Bronce patinado.  Galería de Arte Moderno de Roma. El autor representa estas fiestas con una composición horizontal de diez figuras de personajes representativos de la antigua Roma: prostitutas, esclavos, gladiadores y patricios. Están bajo los efectos de la fiesta ya que han comido y bebido en exceso y se lanzan al desenfreno sexual. En su época esta temática resultó escandalosa y recibió numerosas críticas. Su estilo se inscribe en el romanticismo tardío.


Al principio las mujeres estaban excluidas de las celebraciones públicas aunque recibían regalos y participaban en las fiestas domésticas. Al final del período republicano empezaron a frecuentar banquetes y otras actividades. 
En general todos los romanos estaban muy contentos durante estas celebraciones. Los que como Plinio el Joven estaban a disgusto en ellas por sus excesos y sus ruidos no tenían más alternativa que  retirarse a sus villas campestres en busca de tranquilidad. Pero tenían que encerrarse en su habitación porque sus esclavos sí celebraban las Saturnales y sus gritos y canciones llenaban la casa. 

Algunos escritos de época imperial hablan del Rey de las Saturnales  o Saturnalicius Princeps, nombrado en algún convivium o  banquete privado. Nerón, en su juventud, fue uno de ellos. Todos los asistentes estaban obligados a cumplir sus normas arbitrarias del tipo "canta desnudo" o "tiradlo al agua fría". Está claro que para los romanos las bromas pesadas entraban en la categoría del humor... 
Esta figura reapareció en la Edad Media con el nombre de "Rey de los Locos" y con características similares.  

En el siglo IV el cristianismo había alcanzado tanta difusión que la mayoría de la población lo practicaba. Sin embargo seguían celebrando las Saturnales aunque eliminando el culto a Saturno porque la Iglesia, sabiendo que no podía quitar esta fiesta, la cristianizó. Poco a poco la fue despojando de los elementos paganos. Un paso muy importante fue convertir la fiesta del nacimiento del Sol (Dies Natalis Solis Invicti) en la del nacimiento de Jesucristo. Este cambio sucedió en el año 354 cuando nadie recordaba ya la fecha exacta de ese suceso porque era algo que hasta entonces se había considerado irrelevante. A falta de una fecha segura el Papa Liberio decretó que el 25 de diciembre era un buen día para celebrar el nacimiento de Jesucristo. Éste había dicho que él era la luz y además había nacido en Oriente, igual que el sol, así que el paralelismo estaba servido: desde Oriente Jesús nos trajo la gracia y la salvación igual que el sol nos trae la luz que nos libera de las tinieblas. Así se cristianizaba la llegada del solsticio de invierno y se le daba un nuevo sentido: la alegría se debía al nacimiento del Salvador. La Edad de Oro dejaba de estar en el pasado y se trasladaba al futuro, al cielo, un concepto que no existía en la religión romana. De la palabra NATIVITAS, es decir nacimiento, surgió la palabra Navidad. 
El dios Saturno quedaba definitivamente olvidado. De nada sirvieron intentos como el del escritor Macrobio que a fines del siglo IV o principios del V escribió un libro explicando el sentido y la tradición de las Saturnales. El paganismo había sido herido de muerte.


Cristo en forma  Sol Invicto conduce su carro tirado por dos caballos. Mosaico del siglo III d. C. de las grutas vaticanas. En el arte paleocristiano anterior al siglo IV era frecuente la utilización de símbolos de la religión romana para representar conceptos netamente cristianos.




2. Saturno ¿el dios caníbal?
Una de las imágenes más conocidas de este dios mitológico se la debemos a Goya y se titula "Saturno devorando a un hijo". Se trata de una de las 14 pinturas negras que pintó en las paredes de su casa, la "Quinta del Sordo", trasladadas posteriormente a tela y conservadas en el Museo del Prado. Nos muestra un ser deforme cuyo aspecto causa repulsión pero lo que está haciendo nos resulta infinitamente más repulsivo. 
El origen de esta iconografía está en la mitología: Saturno había destronado a su padre y para evitar que sus hijos le hiciesen lo mismo a él se los comía nada más nacer. La astucia de su esposa salvó a Júpiter de este destino y cuando fue adulto destronó a su padre y le obligó a vomitar a sus hermanos, que volvieron a la vida y así ese acto cruel de canibalismo quedaba reparado.


Goya: "Saturno devorando un hijo", 1820 - 1823. Técnica mixta sobre revestimiento mural trasladado a lienzo de 143,5 x 81,4 cm. El escaso colorido del conjunto contrasta con el rojo intenso de la sangre creando una atmósfera de inquietud y desasosiego. El tema mitológico fue sólo un pretexto: Goya quiso aludir a la España de Fernando VII que con su persecución a los liberales devoraba a sus propios hijos.
Lo original de esta obra de Goya es su anticipación de estilos futuros. La simplificación de los elementos formales es brutal: no hay colorido, ni fondo, ni perspectiva y la anatomía del dios está deformada. Goya se anticipa a su época porque habrá que esperar al postimpresionismo para ver una ruptura de los elementos formales parecida a la suya. Todo ello en aras de potenciar los elemento expresivos que susciten en el espectador una sensación de horror. Esta primacía de los valores expresivos sobre los formales es un detalle que nos remite al expresionismo del siglo XX.

Es interesante comparar esta obra con otra del mismo tema y título similar pintada por Rubens y conservada también en el Museo del Prado. Aunque presenta una pincelada muy suelta, similar a la que tendrían más tarde los impresionistas, su lenguaje formal está totalmente dentro del realismo típico del barroco. Por otro lado su forma de tratar el tema no provoca esa zozobra que transmite el cuadro de Goya, por lo que su valor expresivo es inferior. 


Peter Paul Rubens:  "Saturno devorando a su hijo", 1636. Óleo sobre tela 180 cm × 87 cm. Museo del Prado. Las tres estrellas de la parte superior representan al planeta Saturno tal  como lo había descrito Galileo unos años antes, en 1610. Era el más alejado de los planetas que pudo observar. La mala calidad de su telescopio le impidió distinguir el anillo que le rodea y pensó que había dos estrellas alineadas con él, siendo el planeta la estrella central. En una carta explicaba: "Saturno, que no es en absoluto una estrella, como los otros planetas, sino que son tres reunidas juntas en una línea recta paralela a la equinoccial. [...] En siete meses que las he observado no han realizado mutación alguna; son pues, absolutamente inmóviles entre sí".


¿Es correcta la visión de canibalismo que nos transmiten estos dos cuadros? Ya hemos visto que en los primeros tiempos de Roma Saturno era una divinidad bondadosa que había enseñado la agricultura a los hombres y que cuidaba de las cosechas. En algunos momentos se identificó también con el sol, creador de las estaciones y por tanto imprescindible para la maduración de las cosechas. Su culto tenía como objeto asegurar el sustento humano gracias a la fertilidad de la tierra y la ayuda del sol. Se le dedicó un día de la semana, el sábado, algo que ha perdurado en la lengua inglesa: la palabra saturday procede de Saturn day, el día de Saturno.


Denario de plata emitido el año 104 a.C. por Saturnino, tribuno de la plebe. En el anverso  cabeza de la diosa Roma. En el reverso  Saturno conduce un carro de cuatro caballos, alusión al carro solar. Saturnino juega con su nombre y el de Saturno evocado su programa de distribución de granos para ayudar a los pobres y su intento de cambiar la jerarquía social en los años de las luchas entre patricios y plebeyos. Era volver a la igualdad de la Edad de Oro de Saturno.

Pero el sincretismo religioso de los romanos les llevó a asimilar Saturno con el dios griego Crono o Cronos, el tiempo, y a partir de ahí su relato mitológico fusiona elementos romanos y griegos, con  un clarísimo predominio de estos últimos. Encontramos entonces unos relatos de rivalidades familiares entre los dioses y crueldades inverosímiles. Sin embargo, bajo esa capa de truculencia, podemos observar que esas fantasiosas aventuras tenían como finalidad explicar que el mundo es cruel e injusto porque había sido creado así por voluntad y capricho de los dioses y los humanos no tenían más alternativa que aceptarlo.

Cronos llegó a ser rey de los dioses porque había destronado a su padre. Hesíodo en su Teogonía (133 ss) nos lo cuenta así: "Pues bien, cuantos nacieron de Gea [la Tierra] y Urano [el Cielo], los hijos más terribles, estaban irritados con su padre desde siempre. Y cada vez que alguno de ellos estaba a punto de nacer, Urano los retenía a todos ocultos en el seno de Gea sin dejarles salir a la luz y se gozaba cínicamente con su malvada acción.
La monstruosa Gea, a punto de reventar, se quejaba en su interior y urdió una cruel artimaña. Produciendo al punto un tipo de brillante acero, forjó una enorme hoz y luego explicó el plan a sus hijos. Armada de valor dijo afligida en su corazón: "¡Hijos míos y de soberbio padre! Si queréis seguir mis instrucciones, podremos vengar el cruel ultraje de vuestro padre; pues él fue el primero en maquinar odiosas acciones."
Así habló y lógicamente un temor los dominó a todos y ninguno de ellos se atrevió a hablar. Mas el poderoso Cronos, de mente retorcida, armado de valor, al punto respondió con estas palabras a su prudente madre: "Madre, yo podría, lo prometo, realizar dicha empresa, ya que no siento piedad por nuestro abominable padre; pues él fue el primero en maquinar odiosas acciones."
Vino el poderoso Urano conduciendo la noche, se echó sobre la tierra ansioso de amor y se extendió por todas partes. El hijo, saliendo de su escondite, logró alcanzarle con la mano izquierda, empuñó con la derecha la prodigiosa hoz, enorme y de afilados dientes, y apresuradamente segó los genitales de su padre y luego los arrojó a la ventura por detrás."

 

Giorgio Vasari: "Cronos castrando a su padre Urano", 1564. Fresco en la Sala di Cosimo en el Palazzo Vecchio de Florencia.

Cronos fue rey de los dioses pero a su vez acabó destronado por su hijo. Hesíodo (454 ss) dice: "Como Urano y Gea le habían predicho que sería destronado por uno de sus hijos, Cronos los iba devorando a medida que nacían. Así engendró y devoró a Hestia, Deméter, Hera, Plutón y Poseidón. Rea, trató de evitarlo y antes de nacer el último, Zeus, huyó a Creta y lo dio a luz en secreto. Luego envolvió una piedra en unos pañales y se la dio a su esposo, que no descubrió el engaño."


Relieve romano del 160 d.C. que se conserva en el Museo Capitolino de Roma. Cuando nació Zeus su madre Rea entregó a su esposo Cronos una piedra envuelta en pañales y se la tragó. Zeus fue criado secretamente en Creta por la cabra Amaltea y fue educado por el centauro Quirón. Al convertirse en adulto diputó el trono del Olimpo a su padre. 

Según Psudo-Apolodoro en su Biblioteca mitológica (I, 2, 1) Zeus capitaneó una larga lucha contra su padre. Ambos contaban con muchos aliados (cíclopes, gigantes, titanes, etc.) y la contienda se prolongó muchos años hasta que finalmente Zeus acabó como rey de los dioses: "Cuando Zeus se hizo adulto, pidió ayuda a Metis, hija de Océano, la cual con un bebedizo obligó a Crono a vomitar primero la piedra y luego los hijos que había devorado; Zeus, auxiliado por ellos, hizo la guerra contra Crono y los Titanes. Después de combatir diez años, Gea vaticinó a Zeus la victoria si se aliaba con los arrojados al Tártaro. Él, tras matar a Campe, la guardiana, desató sus ligaduras. Entonces los Cíclopes entregaron a Zeus el trueno, el relámpago y el rayo, a Plutón el yelmo y a Poseidón el tridente."

Finalmente, como ya sabemos, vencieron Júpiter y sus aliados. Crono fue desterrado del Olimpo y convertido en simple mortal. Pero tras su virtuosa vida y reinado ejemplar fue de nuevo convertido en inmortal.

En muchas publicaciones sobre Mitología se emplean de manera indistinta las formas Crono o Cronos para designar a esta divinidad griega. Pero según algunos expertos el dios Crono era una deidad muy antigua, algunos suponen que indoeuropea, que tenía características similares al Saturno Romano. Era uno de los titanes y padre de Zeus. A su lado en la antigua Grecia existía otra divinidad llamada Cronos, divinización del tiempo. Ya en época clásica se fusionaron ambas deidades y esta identificación se impuso a partir del Renacimiento por lo que desde entonces los elementos iconográficos de ambos se mezclan en la muchas obras de Arte. Por esa causa también se ha representado a Saturno como un anciano de cabellos blancos para indicar que es el dios del tiempo que hace envejecer todas las cosas. 
En la obra de Rubens hemos visto otro elemento de su iconografía tradicional: la guadaña, que alude tanto a la castración de su padre como al paso del tiempo y al final de la vida. En otras representaciones en vez de guadaña lleva una hoz que alude tanto a la castración como a la agricultura. 
A veces, para subrayar la fugacidad del tiempo, se le representaba con alas y a ello alude la expresión "el tiempo vuela". Por tanto aunque la representación de Saturno devorando a su hijo sea la más conocida, no es la única. Os pongo a continuación dos ejemplos.


Frontispicio del libro "Cien estatuas romanas respetadas por el celoso diente del Tiempo", 1648, de F. Perrier. Cronos como Padre Tiempo está royendo el Torso del Belvedere, estatua de Apollonio del siglo I a. C. Muestra la capacidad destructora del paso del tiempo, lo mismo que la serpiente mordiéndose la cola y la guadaña. Su fugacidad viene simbolizada por las alas.



Ivan Akimovich Akimov: "Saturno cortando las alas a Cupido", 1802. Óleo sobre tela 44,5 х 36,6 cm. Galería Estatal Tretyakov, Moscú. Su significado es evidente: el paso del tiempo corta las alas al amor porque el tiempo acaba con todo. 



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