El dios mitológico Saturno y las Saturnales, precedente de la Navidad.
Francisco Amillo
¿Hay alguna relación entre Saturno y la Navidad? Pues aunque pueda parecer extraño, lo cierto es que ambos conceptos están muy relacionados. Es un fenómeno muy bien estudiado y documentado. Pero debo aclarar que me refiero al dios mitológico Saturno, no al planeta de los anillos.
Todo empezó como una de las fiestas más populares de la antigua Roma, las Saturnales, y ha acabado como una de las fiestas más populares y universales del mundo actual, la Navidad.
En el siglo IV de nuestra Era el cristianismo se había difundido tanto en el Imperio Romano que en el año 313 dejó de perseguirse y se autorizó a practicarlo. Años más tarde, en el 392, fue declarado religión oficial. Eso supuso que se prohibieran los antiguos cultos con lo que numerosas estatuas e incluso templos fueron destruidos. El cristianismo había pasado de perseguido a perseguidor. Por eso en dicho siglo la Iglesia intentó cristianizar los cultos paganos y uno de ellos fue la fiesta de las Saturnales que acabó sustituida por la Navidad.
1. Saturnales y Navidad.
Las Saturnales, Saturnalia en latín, se celebraban en honor al dios romano Saturno. Su duración varió según épocas, oscilando entre 3 días y una semana, del 17 al 23 de diciembre. Con ella los romanos festejaban el final del período más oscuro del año y el nacimiento del más luminoso. Por eso coincidían con el solsticio de invierno y culminaban el día 25 de diciembre con la fiesta del nacimiento del sol invencible denominada Dies Natalis Solis Invicti.
Representación del "Sol Invictus" cuyo nacimiento se celebraba en Roma el 25 de diciembre.
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La configuración definitiva de las saturnales se produjo a finales del siglo III a.C. siguiendo modelos griegos. Fue justo después que Aníbal, en el año 217 a.C., infringiese a las legiones romanas una nueva y terrible derrota junto al lago Trasimeno. Las autoridades pensaron que era preciso levantar la moral de los ciudadanos porque el enemigo cartaginés podría fácilmente llegar a las puertas de Roma y dieron una nueva forma a la fiesta tradicional ampliando su contenido. Tras la derrota de Aníbal, aquella alegría por decreto se transformó en alegría espontánea y la fiesta adoptó desde entonces sus características peculiares.
Se había elegido para el inicio de las Saturnales el día 17 de diciembre porque era cuando el sol entraba en el signo de Capricornio, casa de Saturno según los romanos.
Las fiestas comenzaban ese día con un sacrificio en el templo de Saturno situado al pie del Capitolio, en la zona más sagrada de Roma.
Al sacrificio seguía un banquete público al que estaba invitado todo el mundo. A continuación, con el grito de "io Saturnalia" (yo las Saturnales), venían unos días de relax en los que estaba permitido romper muchas de las normas sociales. Estaban prohibidas todas las actividades económicas, incluidas la administración de justicia, la política y los negocios. Sólo se exceptuaban aquellas actividades que diesen felicidad a los demás: panaderos y pasteleros, según indicaba Luciano de Samósata. Los actores de teatro no trabajaban esos días pero sí las actrices que acudían a fiestas privadas "sólo para hombres". Así se entiende la mala fama que tenían estas profesionales en la antigua Roma, que se prolongó durante muchos siglos después, hasta el XVIII.
Jugadores de dados en una pintura al fresco de Pompeya, Osteria della Via di Mercurio. Los juegos de azar estaban prohibidos todo el año salvo en las Saturnales. |
El día 19 de diciembre era el día de los regalos y los niños recibían juguetes. Es una tradición que se ha mantenido hasta la actualidad y tan sólo ha cambiado el día: Navidad en unos países y Reyes en otros.
Era además el día de ir a visitar a los familiares y llevarles alimentos (nueces y frutos) junto con cirios de cera de abeja para recordar el triunfo de la luz sobre las tinieblas y de la verdad sobre el error. Por eso era costumbre encender más cirios de lo habitual, decorar la casa con plantas verdes y colgar elementos decorativos en los árboles. También era costumbre obsequiar con figuritas de cerámica hechas exprofeso para ese día, denominadas sigillaria. Normalmente estas estatuillas tenían un sentido religioso, pero dado el espíritu bromista que reinaba en las Saturnales se introdujo la costumbre de regalar algunas piezas que podríamos definir como "escatológicas" ya que eran reproducciones de excrementos cuyo objetivo era la risa. En el siglo XVII se retomó esta idea al introducirse en los belenes catalanes las figuras de los caganers.
El reinado de Saturno en el Lacio se recordaba como una Edad de Oro en la que los humanos vivían felices obteniendo sus alimentos de la tierra sin ningún esfuerzo. No existían el dolor, la enfermedad, la envidia, la delincuencia, ni las diferencias sociales.
Por eso durante las Saturnales reinaba la abundancia y los esclavos eran liberados de sus obligaciones, que eran realizadas por sus dueños. Además podían decir a sus amos todo lo que quisieran, sabiendo que no podrían ser castigados por ello.
Los hombres libres, por su parte, también se tomaban muchas libertades con la comida, la bebida, juegos de azar (prohibidos el resto del año) y el sexo. Luciano de Samósata ponía en boca de Saturno: “Mi reino se desenvuelve entre dados, aplausos, cantos y borracheras, y no dura más de siete días”.
Al principio las mujeres estaban excluidas de las celebraciones públicas aunque recibían regalos y participaban en las fiestas domésticas. Al final del período republicano empezaron a frecuentar banquetes y otras actividades.
En general todos los romanos estaban muy contentos durante estas celebraciones. Los que como Plinio el Joven estaban a disgusto en ellas por sus excesos y sus ruidos no tenían más alternativa que retirarse a sus villas campestres en busca de tranquilidad. Pero tenían que encerrarse en su habitación porque sus esclavos sí celebraban las Saturnales y sus gritos y canciones llenaban la casa.
Algunos escritos de época imperial hablan del Rey de las Saturnales o Saturnalicius Princeps, nombrado en algún convivium o banquete privado. Nerón, en su juventud, fue uno de ellos. Todos los asistentes estaban obligados a cumplir sus normas arbitrarias del tipo "canta desnudo" o "tiradlo al agua fría". Está claro que para los romanos las bromas pesadas entraban en la categoría del humor...
Esta figura reapareció en la Edad Media con el nombre de "Rey de los Locos" y con características similares.
En el siglo IV el cristianismo había alcanzado tanta difusión que la mayoría de la población lo practicaba. Sin embargo seguían celebrando las Saturnales aunque eliminando el culto a Saturno porque la Iglesia, sabiendo que no podía quitar esta fiesta, la cristianizó. Poco a poco la fue despojando de los elementos paganos. Un paso muy importante fue convertir la fiesta del nacimiento del Sol (Dies Natalis Solis Invicti) en la del nacimiento de Jesucristo. Este cambio sucedió en el año 354 cuando nadie recordaba ya la fecha exacta de ese suceso porque era algo que hasta entonces se había considerado irrelevante. A falta de una fecha segura el Papa Liberio decretó que el 25 de diciembre era un buen día para celebrar el nacimiento de Jesucristo. Éste había dicho que él era la luz y además había nacido en Oriente, igual que el sol, así que el paralelismo estaba servido: desde Oriente Jesús nos trajo la gracia y la salvación igual que el sol nos trae la luz que nos libera de las tinieblas. Así se cristianizaba la llegada del solsticio de invierno y se le daba un nuevo sentido: la alegría se debía al nacimiento del Salvador. La Edad de Oro dejaba de estar en el pasado y se trasladaba al futuro, al cielo, un concepto que no existía en la religión romana. De la palabra NATIVITAS, es decir nacimiento, surgió la palabra Navidad.
El dios Saturno quedaba definitivamente olvidado. De nada sirvieron intentos como el del escritor Macrobio que a fines del siglo IV o principios del V escribió un libro explicando el sentido y la tradición de las Saturnales. El paganismo había sido herido de muerte.
2. Saturno ¿el dios caníbal?
Una de las imágenes más conocidas de este dios mitológico se la debemos a Goya y se titula "Saturno devorando a un hijo". Se trata de una de las 14 pinturas negras que pintó en las paredes de su casa, la "Quinta del Sordo", trasladadas posteriormente a tela y conservadas en el Museo del Prado. Nos muestra un ser deforme cuyo aspecto causa repulsión pero lo que está haciendo nos resulta infinitamente más repulsivo.
El origen de esta iconografía está en la mitología: Saturno había destronado a su padre y para evitar que sus hijos le hiciesen lo mismo a él se los comía nada más nacer. La astucia de su esposa salvó a Júpiter de este destino y cuando fue adulto destronó a su padre y le obligó a vomitar a sus hermanos, que volvieron a la vida y así ese acto cruel de canibalismo quedaba reparado.
Es interesante comparar esta obra con otra del mismo tema y título similar pintada por Rubens y conservada también en el Museo del Prado. Aunque presenta una pincelada muy suelta, similar a la que tendrían más tarde los impresionistas, su lenguaje formal está totalmente dentro del realismo típico del barroco. Por otro lado su forma de tratar el tema no provoca esa zozobra que transmite el cuadro de Goya, por lo que su valor expresivo es inferior.
¿Es correcta la visión de canibalismo que nos transmiten estos dos cuadros? Ya hemos visto que en los primeros tiempos de Roma Saturno era una divinidad bondadosa que había enseñado la agricultura a los hombres y que cuidaba de las cosechas. En algunos momentos se identificó también con el sol, creador de las estaciones y por tanto imprescindible para la maduración de las cosechas. Su culto tenía como objeto asegurar el sustento humano gracias a la fertilidad de la tierra y la ayuda del sol. Se le dedicó un día de la semana, el sábado, algo que ha perdurado en la lengua inglesa: la palabra saturday procede de Saturn day, el día de Saturno.
Pero el sincretismo religioso de los romanos les llevó a asimilar Saturno con el dios griego Crono o Cronos, el tiempo, y a partir de ahí su relato mitológico fusiona elementos romanos y griegos, con un clarísimo predominio de estos últimos. Encontramos entonces unos relatos de rivalidades familiares entre los dioses y crueldades inverosímiles. Sin embargo, bajo esa capa de truculencia, podemos observar que esas fantasiosas aventuras tenían como finalidad explicar que el mundo es cruel e injusto porque había sido creado así por voluntad y capricho de los dioses y los humanos no tenían más alternativa que aceptarlo.
Cronos llegó a ser rey de los dioses porque había destronado a su padre. Hesíodo en su Teogonía (133 ss) nos lo cuenta así: "Pues bien, cuantos nacieron de Gea [la Tierra] y Urano [el Cielo], los hijos más terribles, estaban irritados con su padre desde siempre. Y cada vez que alguno de ellos estaba a punto de nacer, Urano los retenía a todos ocultos en el seno de Gea sin dejarles salir a la luz y se gozaba cínicamente con su malvada acción.
La monstruosa Gea, a punto de reventar, se quejaba en su interior y urdió una cruel artimaña. Produciendo al punto un tipo de brillante acero, forjó una enorme hoz y luego explicó el plan a sus hijos. Armada de valor dijo afligida en su corazón: "¡Hijos míos y de soberbio padre! Si queréis seguir mis instrucciones, podremos vengar el cruel ultraje de vuestro padre; pues él fue el primero en maquinar odiosas acciones."
Así habló y lógicamente un temor los dominó a todos y ninguno de ellos se atrevió a hablar. Mas el poderoso Cronos, de mente retorcida, armado de valor, al punto respondió con estas palabras a su prudente madre: "Madre, yo podría, lo prometo, realizar dicha empresa, ya que no siento piedad por nuestro abominable padre; pues él fue el primero en maquinar odiosas acciones."
Vino el poderoso Urano conduciendo la noche, se echó sobre la tierra ansioso de amor y se extendió por todas partes. El hijo, saliendo de su escondite, logró alcanzarle con la mano izquierda, empuñó con la derecha la prodigiosa hoz, enorme y de afilados dientes, y apresuradamente segó los genitales de su padre y luego los arrojó a la ventura por detrás."
Giorgio Vasari: "Cronos castrando a su padre Urano", 1564. Fresco en la Sala di Cosimo en el Palazzo Vecchio de Florencia.
Cronos fue rey de los dioses pero a su vez acabó destronado por su hijo. Hesíodo (454 ss) dice: "Como Urano y Gea le habían predicho que sería destronado por uno de sus hijos, Cronos los iba devorando a medida que nacían. Así engendró y devoró a Hestia, Deméter, Hera, Plutón y Poseidón. Rea, trató de evitarlo y antes de nacer el último, Zeus, huyó a Creta y lo dio a luz en secreto. Luego envolvió una piedra en unos pañales y se la dio a su esposo, que no descubrió el engaño."
Según Psudo-Apolodoro en su Biblioteca mitológica (I, 2, 1) Zeus capitaneó una larga lucha contra su padre. Ambos contaban con muchos aliados (cíclopes, gigantes, titanes, etc.) y la contienda se prolongó muchos años hasta que finalmente Zeus acabó como rey de los dioses: "Cuando Zeus se hizo adulto, pidió ayuda a Metis, hija de Océano, la cual con un bebedizo obligó a Crono a vomitar primero la piedra y luego los hijos que había devorado; Zeus, auxiliado por ellos, hizo la guerra contra Crono y los Titanes. Después de combatir diez años, Gea vaticinó a Zeus la victoria si se aliaba con los arrojados al Tártaro. Él, tras matar a Campe, la guardiana, desató sus ligaduras. Entonces los Cíclopes entregaron a Zeus el trueno, el relámpago y el rayo, a Plutón el yelmo y a Poseidón el tridente."
Finalmente, como ya sabemos, vencieron Júpiter y sus aliados. Crono fue desterrado del Olimpo y convertido en simple mortal. Pero tras su virtuosa vida y reinado ejemplar fue de nuevo convertido en inmortal.
En muchas publicaciones sobre Mitología se emplean de manera indistinta las formas Crono o Cronos para designar a esta divinidad griega. Pero según algunos expertos el dios Crono era una deidad muy antigua, algunos suponen que indoeuropea, que tenía características similares al Saturno Romano. Era uno de los titanes y padre de Zeus. A su lado en la antigua Grecia existía otra divinidad llamada Cronos, divinización del tiempo. Ya en época clásica se fusionaron ambas deidades y esta identificación se impuso a partir del Renacimiento por lo que desde entonces los elementos iconográficos de ambos se mezclan en la muchas obras de Arte. Por esa causa también se ha representado a Saturno como un anciano de cabellos blancos para indicar que es el dios del tiempo que hace envejecer todas las cosas.
En la obra de Rubens hemos visto otro elemento de su iconografía tradicional: la guadaña, que alude tanto a la castración de su padre como al paso del tiempo y al final de la vida. En otras representaciones en vez de guadaña lleva una hoz que alude tanto a la castración como a la agricultura.
A veces, para subrayar la fugacidad del tiempo, se le representaba con alas y a ello alude la expresión "el tiempo vuela". Por tanto aunque la representación de Saturno devorando a su hijo sea la más conocida, no es la única. Os pongo a continuación dos ejemplos.
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