La noche de san Juan
Un poema (y un comentario)
que cada cual puede interpretar a su manera.
Autor: Antonio Bravo
Ahora estáis en verso la Noche de San Juan,
un ágora de amigos disfruta de manjares
sencillos y bebidas que a la amistad anudan,
en su fuego crepitan estrellas sobre olas.
En el aire palabras que hablan de su ciudad,
de la ópera y arte, de versos y de libros,
de viajes y experiencias, de impuestos que rebajan
aquí siempre al revés, del pan de cada día.
Alguien que se introduce en la espuma de sal
y que lleva una rosa, quince pétalos rojos
que desprendidos surcan por las mágicas aguas,
en la playa hay un ruego al desnudo horizonte.
Hogueras encendidas, y al límite del mar
amigos, sombra
y fuego, en Noche de San Juan.
Soneto de estructura inglesa: tres cuartetos y un pareado, y en lugar del endecasílabo tradicional son versos alejandrinos, 7 más 7. Rima original, asonante solo el primer verso de cada cuarteto y en el pareado en vocal /a/ y acentuada por lo que los hemistiquios con rima son de 6 sílabas.
El tema es obvio que se trata de una cena informal de
un grupo de amigos en una playa la noche de San Juan.
Es un poema realista descriptivo, de la poesía de la
experiencia, vocabulario totalmente inteligible y ajeno a cualquier tipo de
hermetismo, pero no exento de lirismo y simbolismo, en especial en el tercer
cuarteto, la rosa y los pétalos como símbolo de la amistad, de hecho el término
“amigos” se repite al principio y al final del texto.
Ya desde el primer verso se nos habla de la Noche de
San Juán que volverá a repetirse en la última línea enfatizando la fecha que se
conmemora y se canta. En el primer cuarteto se nos expone el lugar y el tiempo,
junto al mar “estrellas sobre olas”; es decir, es de noche, la noche de los
fuegos, el campo semántico referido a este hecho es constante: “ estrellas,
fuego (2), crepitan, noche, encendidas, hogueras, rojo”, es de destacar también
el campo semántico referido al océano (mar, aguas, olas, playa, desnudo
horizonte, límite del mar, espuma, sal…), y un contexto culto: (ágora, ópera,
arte, versos, libros, viajes…) polisemia que enfatiza el encuentro de los
amigos cultos junto al mar y el fuego.
En el segundo cuarteto se desarrolla el tema de la
amistad al compartirse la comida sencilla y la bebida, y la conversación amena.
La comida y la bebida como símbolos que “anudan” a las personas; el adjetivo
“sencillos” resalta el hecho de que para los amigos lo importante no es comer
ni beber, sino compartir los manjares sencillos. (En términos religiosos, la
Eucaristía no significa otra cosa que compartir comida y bebida con unos mismos
sentimientos religiosos entre los fieles). Es de resaltar que se trata de un
grupo de amigos, “ágora”, se apunta al principio, significa plaza, que es el
punto de encuentro de las personas, y que aquí se utiliza como metáfora de la
amistad; es una connotación clásica y culta (Agora-ben es el nombre de la asociación en la que se aúnan estas
personas) que se pondrá de relieve al hablar de ópera, arte, poesía, libros,
viajes, pero también de las cosas que preocupan a la gente en nuestros días, de
ahí que se hable del “pan de cada día” y de la actual alusión a los impuestos,
que con acertada ironía se dice que acaban pagando los mismos de siempre, “siempre
al revés”. En solo cuatro versos se exponen todos los temas que se han hablado
a lo largo de la noche (y de los que se ha tratado a lo largo de nuestros
constantes encuentros).
El tercer cuarteto, como ya se ha apuntado, es el más
poético. La perífrasis metafórica “la espuma de sal” alude evidentemente al
mar, La rosa que alguien lleva hasta las olas es todo un símbolo del amor de
amigos, los “quince pétalos” metáfora de las quince personas del grupo, el
epíteto “rojo” aquí tiene la connotación asociada al fuego de la noche, igual
que “mágicas aguas” que se relaciona con el espíritu de encantamiento de esta
noche más cantada y celebrada por sus connotaciones misteriosas del día y la
noche. El “desnudo horizonte” es otra metáfora que se puede interpretar como el
mar infinito, o el cielo sin límites, o el ruego a una divinidad (para los
creyentes sería Dios) al que se encomienda una súplica.
El pareado final recoge el tema y el sentir de lo
expuesto anteriormente: El gozo mágico entre amigos la Noche de San Juan en una
playa con hogueras. La antítesis de “sombra” y “fuego” realza de alguna manera
la vida del hombre que se desarrolla entre luces y sombras. El ritmo de estos
dos versos finales con rima asonante y acentuada tiene un algo de danza fácil, popular, como
los bailes y canciones en torno a las hogueras.
Si se lee dos veces (o 20), el soneto cobra mayor
relevancia y cada cual puede encontrar nuevas sugerencias e interpretaciones
que es lo que al fin y al cabo se pretende, que cada uno haga su propia
lectura. Sin olvidar nunca que el eje central es la amistad.
No preocuparse de la rima, pero sí del acento, es lo
más importante en la poesía; cuando se recite este soneto en verso alejandrino
(aunque sea en voz baja) dividir los versos en dos partes (hemistiquios), y se
verá el ritmo. Cuidado también con los encabalgamientos, es decir, a veces no
se puede detener uno al final de un verso pues sigue el sentido gramatical y
semántico en el verso siguiente y así se aligera la “pesadez” de la narración.
Para el recuerdo. Espléndido el soneto. Guardado queda y pagado en gratitud.
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