jueves, 26 de junio de 2014

La noche de san Juan

Un poema (y un comentario) que cada cual puede interpretar a su manera. 
Autor: Antonio Bravo

  

Ahora estáis en verso la Noche de San Juan,
un ágora de amigos disfruta de manjares
sencillos y bebidas que a la amistad anudan,
en su fuego crepitan estrellas sobre olas.

En el aire palabras que hablan de su ciudad,
de la ópera y arte, de versos y de libros,
de viajes y experiencias, de impuestos que rebajan
aquí siempre al revés, del pan de cada día.

Alguien que se introduce en la espuma de sal
y que lleva una rosa, quince pétalos rojos
que desprendidos surcan por las mágicas aguas,
en la playa hay un ruego al desnudo horizonte.

Hogueras encendidas, y al límite del mar
amigos,  sombra y fuego, en Noche de San Juan.






Soneto de estructura inglesa: tres cuartetos y un pareado, y en lugar del endecasílabo tradicional son versos alejandrinos, 7 más 7. Rima original, asonante solo el primer verso de cada cuarteto y en el pareado en vocal /a/ y acentuada por lo que los hemistiquios con rima son de 6 sílabas.

El tema es obvio que se trata de una cena informal de un grupo de amigos en una playa la noche de San Juan.

Es un poema realista descriptivo, de la poesía de la experiencia, vocabulario totalmente inteligible y ajeno a cualquier tipo de hermetismo, pero no exento de lirismo y simbolismo, en especial en el tercer cuarteto, la rosa y los pétalos como símbolo de la amistad, de hecho el término “amigos” se repite al principio y al final del texto.
Ya desde el primer verso se nos habla de la Noche de San Juán que volverá a repetirse en la última línea enfatizando la fecha que se conmemora y se canta. En el primer cuarteto se nos expone el lugar y el tiempo, junto al mar “estrellas sobre olas”; es decir, es de noche, la noche de los fuegos, el campo semántico referido a este hecho es constante: “ estrellas, fuego (2), crepitan, noche, encendidas, hogueras, rojo”, es de destacar también el campo semántico referido al océano (mar, aguas, olas, playa, desnudo horizonte, límite del mar, espuma, sal…), y un contexto culto: (ágora, ópera, arte, versos, libros, viajes…) polisemia que enfatiza el encuentro de los amigos cultos junto al mar y el fuego.



En el segundo cuarteto se desarrolla el tema de la amistad al compartirse la comida sencilla y la bebida, y la conversación amena. La comida y la bebida como símbolos que “anudan” a las personas; el adjetivo “sencillos” resalta el hecho de que para los amigos lo importante no es comer ni beber, sino compartir los manjares sencillos. (En términos religiosos, la Eucaristía no significa otra cosa que compartir comida y bebida con unos mismos sentimientos religiosos entre los fieles). Es de resaltar que se trata de un grupo de amigos, “ágora”, se apunta al principio, significa plaza, que es el punto de encuentro de las personas, y que aquí se utiliza como metáfora de la amistad; es una connotación clásica y culta (Agora-ben es el nombre de la asociación en la que se aúnan estas personas) que se pondrá de relieve al hablar de ópera, arte, poesía, libros, viajes, pero también de las cosas que preocupan a la gente en nuestros días, de ahí que se hable del “pan de cada día” y de la actual alusión a los impuestos, que con acertada ironía se dice que acaban pagando los mismos de siempre, “siempre al revés”. En solo cuatro versos se exponen todos los temas que se han hablado a lo largo de la noche (y de los que se ha tratado a lo largo de nuestros constantes encuentros).

El tercer cuarteto, como ya se ha apuntado, es el más poético. La perífrasis metafórica “la espuma de sal” alude evidentemente al mar, La rosa que alguien lleva hasta las olas es todo un símbolo del amor de amigos, los “quince pétalos” metáfora de las quince personas del grupo, el epíteto “rojo” aquí tiene la connotación asociada al fuego de la noche, igual que “mágicas aguas” que se relaciona con el espíritu de encantamiento de esta noche más cantada y celebrada por sus connotaciones misteriosas del día y la noche. El “desnudo horizonte” es otra metáfora que se puede interpretar como el mar infinito, o el cielo sin límites, o el ruego a una divinidad (para los creyentes sería Dios) al que se encomienda una súplica.

El pareado final recoge el tema y el sentir de lo expuesto anteriormente: El gozo mágico entre amigos la Noche de San Juan en una playa con hogueras. La antítesis de “sombra” y “fuego” realza de alguna manera la vida del hombre que se desarrolla entre luces y sombras. El ritmo de estos dos versos finales con rima asonante y acentuada  tiene un algo de danza fácil, popular, como los bailes y canciones en torno a las hogueras.

Si se lee dos veces (o 20), el soneto cobra mayor relevancia y cada cual puede encontrar nuevas sugerencias e interpretaciones que es lo que al fin y al cabo se pretende, que cada uno haga su propia lectura. Sin olvidar nunca que el eje central es la amistad.
No preocuparse de la rima, pero sí del acento, es lo más importante en la poesía; cuando se recite este soneto en verso alejandrino (aunque sea en voz baja) dividir los versos en dos partes (hemistiquios), y se verá el ritmo. Cuidado también con los encabalgamientos, es decir, a veces no se puede detener uno al final de un verso pues sigue el sentido gramatical y semántico en el verso siguiente y así se aligera la “pesadez” de la narración.

En fin, unos consejos para aprovechar mejor la lectura o para introducir mayor confusión, que todo es posible. 



1 comentario:

  1. Para el recuerdo. Espléndido el soneto. Guardado queda y pagado en gratitud.

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