domingo, 10 de agosto de 2014

Vespasiano Gonzaga Colonna,  militar y virrey al servicio de Felipe II y también arquitecto, humanista y poeta, creador de Sabbioneta, la ciudad ideal de los renacentistas. Una vida de luces, sombras y leyenda negra.



Francisco Amillo


Queridos amigos de AGORABEN: permitidme que hoy deje a un lado la Mitología Clásica y haga una incursión en la historia del siglo XVI. Me gustaría comentar con vosotros la vida de un personaje que jugó un papel importante en la historia de nuestro país al servicio de Felipe II que le encomendó importantes tareas relacionadas con la defensa de sus reinos. 
Entre sus cargos destacaré el de virrey de Valencia ya que su actuación resulta imprescindible para entender la historia del Reino de Valencia. 
También resulta imprescindible para reconstruir la historia local de las villas y ciudades del litoral. En mi libro "Historia de Benidorm..." lo cito muchas veces porque también fue importante para nuestra ciudad. 
Por orden de Felipe II recorrió todo el litoral del Reino de Valencia inspeccionando sus fortificaciones. Finalizada la visita en septiembre de 1575, redactó un informe para el rey sobre el estado de sus castillos y torres. Los ataques del corso musulmán estaban en pleno auge y era urgente organizar la defensa de dicho Reino, uno de los más castigados de la Monarquía Hispánica. 
Sobre Benidorm Vespasiano Gonzaga indicaba que estaba despoblado y medio en ruinas. Acompañaba el informe con un dibujo realizado por el ingeniero Juan Bautista Antonelli. No se trata de un plano sino más bien de un croquis, "una traça" lo denominaba Vespasiano, de la bahía de Benidorm, Canfali y el terreno circundante hasta el Puig Campana. Tiene el mérito de ser la más antigua representación de Benidorm que hasta ahora conocemos.
También redactó un informe sobre cómo construir una torre en la isla de Benidorm, que era un escondite habitual de los corsarios musulmanes antes de atacar la Marina Baja.



Anthonis Mor Van Dashorst (castellanizado Antonio Moro): Vespasiano Gonzaga con sus armas, 1558-1559. Óleo sobre tabla,  Museo Cívico de Como. Moro era un pintor flamenco que trabajó para Carlos V y Felipe II. Su estilo enlaza  el colorismo de Tiziano con la minuciosidad de la pintura flamenca. En los retratos destaca la captación psicológica del retratado. Fue el creador de la escuela española de retratistas de corte que cuenta entre sus miembros a Sánchez Coello, Pantoja de la Cruz y Velázquez.


Se ha escrito mucho sobre su vida pública y por tanto tiene un razonable grado de divulgación. El conocimiento de su vida privada, en cambio, queda reducido al ámbito de los historiadores. Por eso me he animado a redactar estas líneas. Creo que encontraréis una personalidad interesante, con importantes luces y sombras y una buena dosis de leyenda negra que nos permitirá reflexionar sobre la condición humana.




Infancia y juventud entre la nobleza italiana, nido de intrigas y conspiraciones.

Vespasiano Gonzaga Colonna había nacido en Fondi (provincia Latina, en el Lazio), el 6 de diciembre de 1531. Vino al mundo en el seno de una importante familia nobiliaria italiana. Era hijo de Ludovico Gonzaga Fieschi (1500-1532) y nieto de Ludovico Gonzaga (1475-1540), conde de Rodigo (localidad a 14 km de Mantua) y de Francesca Fieschi, de la familia de los condes de Lavagna. 

Por la línea materna también tenía abolengo nobiliario ya que su madre, Isabel Colonna (?-1570), era hija única de los Colonna condes de Fondi y duques de Traetto. Las continuadas ausencias de su marido impulsaron a Isabel a residir en la casa de sus padres y por eso Vespasiano nació en Fondi. Este hecho también influyó en su nombre de pila: su abuelo materno era Vespasiano Colonna y lo llamaron así en su honor.

Las prolongadas ausencias de su padre se debieron a su carrera militar. Alcanzó gran fama por su fuerza física y su osadía. Tras su participación en el "Saco de Roma" de 1527 al servicio de Carlos V se ganó el sobrenombre de Rodomonte, uno de los personajes del famoso poema épico "Orlando Innamorato" de Matteo Maria Boiardo. Era de carácter rudo y violento, características propias de los Gonzaga y muy adecuadas para un militar de aquella época.




Luigi Gonzaga, padre de Vespasiano.


Pero la profesión de las armas es arriesgada y Ludovico Gonzaga murió joven durante el asedio de Vicovaro, cerca de Roma, luchando a favor del papa contra un abad rebelde. Vespasiano aún no había cumplido un año de edad y quedaba huérfano de padre. 
Su madre, una viuda joven, rehizo su posición social casando en segundas nupcias con Felipe de Lannoy, príncipe de Sulmona. Eso suponía un inconveniente: tenía que cumplir la disposición testamentaria de Luigi Gonzaga que indicaba que en caso de matrimonio de Isabel,  la tutela de Vespasiano pasaría al abuelo. Como consecuencia Vespasiano fue criado por su tía Giulia Gonzaga.



Giulia Gonzaga, la tía de Vespasiano que le cuidó de niño y muy probablemente salvó su vida de las intrigas de los Colonna. 
Giulia, nacida en  1513, fue casada a los trece años con Vespasiano Colonna un viudo con una hija,  Isabella. Enviudó a los dos años y se convirtió en heredera de su marido con la condición de no volverse a casar pues en ese caso el patrimonio sería todo para Isabella. La boda de  Luigi Gonzaga con Isabella, padres de  Vespasiano  Gonzaga Colonna, permitió a Giulia conservar sus feudos.

Su tía cumplió amorosamente con la obligación de cuidarle. En primer lugar protegió al niño de un posible intento de la familia Colonna de eliminarlo. Al haber perdido la custodia de Vespasiano el único medio de obtener sus dominios era heredarlos a causa de su fallecimiento. Por eso el señorío de Fondi no era un lugar seguro y se trasladó con su sobrino a Nápoles, en aquel momento posesión de la corona española. Allí pasó Vespasiano su infancia recibiendo una esmerada educación de signo humanista.



Otro retrato de Giulia Gonzaga, que según sus contemporáneos fue mujer de gran belleza. En este caso con libros, indicando que era una mujer culta. Fue ella la que transmitió a su sobrino Vespasiano el amor por las letras y la cultura clásica. En el siglo XVI las mujeres de la nobleza italiana adquirieron una importante formación humanística.

En 1545, cumplidos los catorce años Giulia siguió la costumbre de la época de enviar a los jóvenes nobles a alguna gran corte europea con el objetivo de completar su educación. Eso abría grandes perspectivas de futuro a Vespasiano y además lo alejaba de las intrigas de los Colonna, que también tenían influencia en la ciudad napolitana. 

Como siempre las relaciones familiares fueron importantes y Giulia consiguió la ayuda del Duque de Calabria, entonces Virrey de Valencia. Éste escribió una carta en 1546 al Emperador para que le admitiera a su servicio como militar. Dicha carta se conserva en el Archivo General de Simancas (Estado, legajo 297, n.° 157) y su transcripción es la siguiente:
"Muy alto y muy poderoso señor.
Vaspasiano levador desta carta es hijo de don Luys de Gonzaga mi primo que murió en serviçio de su Magestad y siguiendo las pissadas del y de los suyos va en tan tierna hedad a emplear lo mejor de su vida en servicio de vuestra Alteza y porque es bien inclinado y tiene tan buenos desseos y prinçipios que no dexara de ser hombre de bien si vive. Suplico a Vuestra Alteza le mande favoreçer en todo lo que buenamente  hoviere lugar que toda la merced que se le hiziere recibiré yo por muy propia de Vuestra Alteza cuya muy alta y muy poderosa persona y estado guarde Nuestro Señor y acreçiente como su Real coraçón dessea. 
De Valencia a VIII de enero de MDXXXXVi años.
Muy humilde servydor que sus reales manos besa.
Don Fernando de Aragón.

Residió en la corte de Carlos V hasta 1548. Lo hizo en calidad de paje del príncipe Felipe, más tarde Felipe II. Esta estancia con los Habsburgo fue decisiva para su porvenir ya que le permitió ganarse la confianza del rey y conocer personas muy importantes,  por ejemplo el futuro emperador de Austria. 
Por otro lado los conocimientos humanísticos aprendidos en Nápoles se ampliaron y le ayudaron a ser posteriormente un buen gobernante, un diplomático y un gran conocedor de la cultura clásica, tan admirada en aquellos momentos.
Pero un noble del siglo XVI debía ser  experto con la pluma y también con la espada. La corte de Carlos V, el emperador guerrero, era una magnífica escuela de guerra y Vespasiano, siguiendo la estela de su padre, emprendió la carrera de las armas al servicio de Felipe II. 

Alcanzó la mayoría de edad en 1549 y pudo tomar posesión de los feudos de su padre con el título de marqués. Años más tarde, en 1570,  heredaría también los señoríos de su madre, Traetto y Fondi. Fue nombrado duque en 1578, el mismo año que Felipe II lo nombraba grande de España. 

Contaré brevemente su trayectoria como militar y gobernante porque, como ya he dicho, está bien estudiada y divulgada. 
Hacia 1560 era "Mestre Racional" de Valencia y viajó junto al ingeniero militar Juan Bautista Antonelli, reconociendo las defensas del Reino de Valencia, pues "tiene plática e inteligencia en esto y el deseo de servirnos", según escribía  Felipe II. 
Fue Capitán General de la infantería italiana en Píamonte y Lombardía en 1569. Defendió el puerto de Cartagena en 1570, junto al ingeniero militar Juan Bautista Antonelli. Ese mismo año, ambos inspeccionaron la costa de Murcia. Sus conocimientos en materia de fortificación se habían acrecentado y sus diferencias con Antonelli se harán patentes desde entonces, destacando su negativa valoración del fuerte de Bèrnia diseñado por Antonelli. 
En 1571 fue nombrado Virrey de Navarra y comenzó la fortificación de Pamplona. En 1574 se encargó de las fortificaciones de Oran, Mazarquivir, Melilla, Gibraltar y Cádiz. En 1575 fue Virrey de Valencia y en 1578 de Nápoles. 
Su último destino importante fue el de embajador plenipotenciario en Praga en 1588. Murió en 1591.

Resumida así su labor militar y diplomática paso a destacar un aspecto de su vida privada que puede resultar interesante: sus matrimonios. 



Moneda emitida por Vespasiano Gonzaga Colonna, señor de SABBIONETA de 1541 a 1591 con su efigie en una cara y en el reverso San Nicolás.




Los matrimonios de Vespasiano Gonzaga: tragedia y misterio.

En otras épocas la vida activa de las personas empezaba mucho antes que en la actualidad. Ya hemos visto lo pronto que Vespasiano accedió a sus señoríos e inició su carrera militar y ahora veremos sus matrimonios, iniciados también con precocidad según los módulos actuales. 
Es muy probable que el ser huérfano y tener que mantener el patrimonio heredado de su padre le obligara a esa precocidad.

En 1549 se casó en secreto en Piacenza con la joven Diana Folch de Cardona (1531-1559), marquesa de la Giuliana y la prometida de su primo Cesare Gonzaga, duque de Milán y conde de Guastalla. 
Este ultraje creó serias desavenencias en la familia. Por eso llevó a su novia a Sabbioneta, en aquellos momentos una pequeña localidad cercana a Parma y fuera de miradas indiscretas. 
Tuvieron que esperar veinte meses y en 1550, consiguieron el permiso oportuno para formalizar su boda, gracias a las gestiones del rey de España. Los dos contrayentes eran muy jóvenes, tenían 18 años. 

Diana Folch de Cardona constituía un excelente partido ya que pertenecía a la nobleza italiana. Los Folch de Cardona eran originarios de Cataluña pero afincados en Sicilia desde el siglo XIII. Habían ocupado cargos de virrey en Nápoles, Sicilia y Cerdeña acumulando varios señoríos en Italia. El padre de Diana había sido virrey de Sicilia. 

Parecía que iba a ser un buen matrimonio, pero resultó tormentoso. Todo empezó con la muerte de su hijo al poco de nacer y se complicó con una larga enfermedad, la sífilis, que mantuvo a Vespasiano en el lecho durante varios meses. Pero lo más grave fue su ausencia porque cuando se recuperó volvió a la vida militar y, como su padre, pasaba más tiempo en el campo de batalla que en su hogar de Sabbioneta. 
Había luchado en Italia y sobre todo en Flandes. En 1554 participó en la toma de la ciudad de Siena por parte del emperador. Allí conoció a Juan Bautista Antonelli, que como hemos visto era especialista en fortificaciones, materia que interesó sobremanera a Vespasiano y en la que llegó a ser un gran experto.
Durante las frecuentes ausencias del marido Diana buscó consuelo en los brazos de Giovanni Annibale Ranieri, un joven secretario de la corte. Si éste hubiese sido discreto es posible que el "affaire" no hubiese trascendido. Pero se mostró muy engreído y abusó de la preeminencia que le daba su intimidad con la duquesa, haciéndose muy impopular. La consecuencia fue que en 1559 Vespasiano fue informado de las relaciones adúlteras de Diana y el secretario. 
Su reacción fue rápida y dura: encargó a un sicario que degollara a Ranieri y después meditó la venganza contra su esposa. Mandó llevar el cadáver a una habitación junto a la muralla y convenció a Diana para que lo siguiera, junto con algunos cortesanos de confianza. Le  hizo entrar,  vio el cuerpo de su amante y Vespasiano, aprovechando su estupor, cerró rápidamente la pesada puerta. El cadáver desprendía un olor nauseabundo. La desgraciada Diana trató de aguantar durante tres días en ese infierno, convencida de que su esposo acabaría liberándola. Pero no fue así y ante sus súplicas le dio un frasco de veneno para quitarse la vida y poner fin a su sufrimiento. Agotada por la sed, el hambre y la desesperación así lo hizo. Era el 8 de noviembre 

Reconocer la infidelidad de su esposa era una humillación excesiva. El duque hizo correr la voz de que había muerto de enfermedad y así se recoge en algunas fuentes. Fue el propio Vespasiano el primero en divulgar esta versión cuando comunicaba su tía Julia la muerte de su esposa: "Quiso Dios llevarse junto a él a mi esposa mediante una apoplejía, sin que pudiera pronunciar ni una palabra.

Pero a pesar de las solemnes honras fúnebres y la imagen de viudo inconsolable que quiso ofrecer el duque, los rumores sobre la causa real de la muerte de su esposa se propagaron rápidamente. Dada la mentalidad de la época muchos estaban de acuerdo con tan cruel decisión. Según cuenta su biógrafo Alessandro Lisca en su "Vita Vespasiani Gonzagae Sablonetae Dvcis" Vespasiano se justificaba así: "... la moglie di un grande uomo non solo deve essere immune da colpa, ma anche dal sospetto di colpa". 

Lo que sí está claro es que el duque borró los recuerdos de su vida. No quiso que estuviera en el mausoleo que construyó más tarde para él y su familia. Tampoco se conoce ninguna imagen suya ni ninguna descripción literaria que nos recuerde su aspecto...

Desde luego la muerte de su esposa no le impidió progresar en su carrera militar: nombrado capitán general de la infantería italiana en Piamonte y Lombardía ese mismo año de 1559, fue ocupando cargos cada vez más relevantes.



Sabbioneta fue fundada por Vespasiano Gonzaga Colonna junto a la antigua calzada romana Via Vitelliana, en la ribera del Po. Convirtió una pequeña aldea en una ciudad que fue su residencia y fortaleza y la convirtió en un importante centro cultural. Inició las obras entre 1554 y 1556 y duraron toda su vida. Este fue su periodo de mayor prosperidad. Destacan sus edificios renacentistas, sobre todo el palacio ducal, el original  teatro "all'antica" y el barrio judío. Puso en práctica sus dotes de arquitecto militar al diseñar las defensas en forma de ciudadela hexagonal, con dos puertas principales. En el año 2008 la ciudad fue declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO, junto con Mantua.


La muerte de su esposa en circunstancias tan poco claras tampoco le impidió contraer un segundo matrimonio en 1564. Y para mayor sorpresa lo hizo con una prima de Diana, Ana Trastámara de Aragón y Folch de Cardona (1540?-1567), conocida en Italia como Anna d'Aragona. Era hija del duque de Segorbe e infanta de Aragón y de Sicilia. 

La ceremonia se celebró el 8 de mayo en España el con el beneplácito del rey Felipe II, también primo de Ana. En septiembre de ese año los nuevos esposos llegaron a Sabbioneta. 
El 12 de enero de 1565 nacieron dos gemelas. A una la llamó Giulia en honor a su tía, aunque murió a los pocos días;  la otra, que le sobrevivió, se llamó Isabella en honor de su madre. 
El 27 de diciembre del mismo año nació el esperado varón que debería ser su heredero. Le llamaron Luigi, como el abuelo paterno.
La alegría del duque era inmensa. Mandó organizar juegos y fiestas que duraron más de un mes. Y aprovechó el acontecimiento para revivir una tradición de la antigua Roma que como buen humanista conocía perfectamente.  Mandó sacrificar, como augurio de buena suerte, dos parejas de bueyes blancos decorados con mirto. Acompañados de dos matarifes vestidos con túnicas sacerdotales, atravesaron las calles de la ciudad para llegar al lugar del sacrificio mientras la multitud se congregaron junto al fuego para poder comer la carne asada.



Ana de Aragón y Folch de Cardona, segunda esposa de Vespasiano Gonzaga.


Parecía que este segundo matrimonio iba a ser plácido y fecundo, pero no fue así. Ana de Aragón falleció al tercer año de estar casada, en julio de 1567. Según algunas fuentes murió a causa de una grave enfermedad, se insinúa que cáncer.  Esta versión vendría avalada por el propio Vespasiano que escribió a su primo el duque de Mantua explicando así la muerte de su esposa: "agravada durante varios días por fiebre continua y una apostema en un costado, que cuando finalmente se descubrió, la había dejado tan gran debilidad que los remedios y diligencias que se utilizaron no pudieron beneficiarle en nada, que hoy a las 15 y 16 horas, con increíble dolor mío y descontento,  ha pasado a una vida mejor". Una apostema, según el diccionario RAE es un absceso supurado y esa fue la versión oficial de su muerte. 

Otras fuentes dicen que Ana, después del segundo nacimiento, fue invadida por una tristeza inmensa. Hoy se denomina "depresión postparto", pero entonces no se conocía ni la causa ni la cura. La duquesa comenzó a estar cada vez más deprimida y se retiró a su casa de Rivarolo, sola, lejos de su marido y de los niños que no quiso volver a ver. Murió poco después. 

Pero no faltaron los que manifestaron sospechas sobre el verdadero fin de Ana afirmando que Vespasiano estaba terriblemente celoso de su segunda esposa. Corrían rumores desde hacía algún tiempo que ponían en entredicho la honestidad de su mujer, lo que vendría avalado por lo que el duque escribió a su amigo Bernardino Rota, pocos días después del fallecimiento de su mujer, sobre los afectos domésticos traicionados, la irreverencia y la vergüenza. 
Los partidarios de esta tesis dicen que la mantenía encerrada en el castillo de Rivarolo donde murió de hambre el 10 de julio de 1567. 

Ignoramos cual de todas estas versiones es la correcta. Es evidente que en este caso no borró su memoria. ¿Lo hizo para que sus hijos conservaran un buen recuerdo de su madre? ¿O es que realmente murió por causas naturales? 
Lo único claro es que la verdadera causa de la muerte de Ana Trastámara de Aragón sigue siendo un misterio. 
Una calle de Sabbioneta, la Via Anna d'Aragona, conserva el recuerdo de esta española fallecida prematuramente lejos de su país natal.

En los años siguientes Vespasiano se comportó como un padre amoroso con Isabella y Luigi. Se preocupó para que el muchacho, al ser el heredero de la familia, recibiera la educación propia de un noble. A la edad de quince años lo llevó consigo a España con el fin de formarlo en la vida militar y hacer de él un buen gobernante. 

Pero estos buenos propósitos no se cumplieron. En 1579 ocurrió  un episodio que tiñó de tragedia la vida del duque: la muerte de su hijo Luigi. 
Se dice que Vespasiano, paseando un día a caballo. vio a Luigi con otros compañeros. Por distracción el joven no lo saludó con la reverencia debida a su noble padre y éste le reprendió de manera violenta. La respuesta del joven, orgulloso como su padre, fue también violenta. Vespasiano, en un ataque de nervios, le golpeó con tal fuerza en el vientre que le produjo lesiones internas que le provocaron la muerte días después. Grande fue el dolor del duque, tanto que se temía que se iba a tornar demente. 
Al dolor siguió  una crisis religiosa repentina que le llevó a construir dos iglesias en sufragio por los difuntos de su familia. Muchos vieron en ello signos de remordimiento por los pecados pasados y recientes y también el origen de una "leyenda negra" urdida por los enemigos de los Gonzaga.



Retrato de Vespasiano Gonzaga, pintado en 1582 por Bernardino Campi. Óleo sobre tela de  60 x 51 cm. Colección privada.

La existencia de una leyenda negra tiene fundamento. En 1988 se exhumaron los cuerpos del duque y su hijo. Se descubrió que Vespasiano había contraído una severa sífilis, transmitida por desgracia al pequeño Luigi. Ambos tuvieron que someterse a una trepanación, algo bien visible en los cráneos. Era un intento de frenar el declive del cerebro. Pero el joven Luigi, físicamente frágil como otros miembros de la casa de Aragón, no soportó una intervención tan agresiva y murió poco después. 
Por tanto queda descartada la versión de que el golpe de su padre le causara la muerte, tal como difundieron sus enemigos, y podemos confirmar la existencia de una  "leyenda negra" sobre Vespasiano, un aspecto que compartió con Felipe II.  
Por desgracia no se han exhumado los restos de sus dos esposas y no tenemos confirmación científica de las causas de sus muertes.

Sin embargo el dolor por la muerte de su hijo y los fracasos matrimoniales no le impidieron contraer un tercer matrimonio, el último, con su prima Margarita Gonzaga de Guastalla (1562-1618), sobrina del celebre cardenal San Carlos Borromeo. Es posible que la búsqueda de un heredero que perpetuara su ducado de Sabbioneta pesara más que el miedo a un nuevo fracaso. 
Los esponsales se celebraron en 1581 mediante la firma de un contrato de matrimonio entre Camilla Borromeo, madre de la novia y los oficiales del duque de Vespasiano Gonzaga. Margarita accedió "per verba", es decir de palabra. El era un cincuentón  y ella tenía 20 años. 
La nueva duquesa llegó a Sabbioneta el 6 de mayo 1582  con una dote a 50.000 ducados de oro y joyas de su madre. Vespasiano ordenó una serie de festejos en su honor, entre ellos un desfile nocturno en una ciudad espléndidamente iluminada. 

No fue un matrimonio excesivamente largo porque Vespasiano falleció nueve años después. Su muerte se producía el 27 de febrero de 1591 dejando heredera universal a Isabella Gonzaga, Princesa de Stigliano, nacida en su segundo matrimonio. 
Margarita tuvo que cumplir el rito de romper los sellos del testamento y leerlo en voz alta. Tuvo lugar el 5 de marzo de ese año en la sala de los emperadores del Palacio Ducal en presencia de los funcionarios allí reunidos.



Anónimo: retrato de Margarita Gonzaga de Guastalla, tercera esposa de Vespasiano Gonzaga. Muy religiosa (era sobrina de San Carlos Borromeo)al quedar viuda se retiró a su feudo dedicada a la oración y las obras de caridad.


La devolvieron la dote y las  joyas entregadas nueve años antes y se le asignó una renta vitalicia anual de 2.000 ducados, que la hijastra se comprometió a pagar. Margarita conservó el título de duquesa de Sabbioneta, asociando en su escudo ducal las armas de Sabbioneta y de Guastalla.

Mujer profundamente religiosa se retiró a Guastalla, localidad a unos 30 km de Parma y Mantua, dedicándose a obras de caridad. Fundó un  convento de capuchinos fuera de las murallas de la ciudad  y eligió su iglesia para ser enterrada. 


Vespasiano Gonzaga fue un hombre culto, que amaba los libros, la literatura y especialmente la poesía: cultivó el arte del soneto con una cierta elegancia y habilidad. Amaba también la arquitectura, sobre todo la militar, construyendo algunas  fortalezas formidables como por ejemplo en Cartagena y Fuenterrabía. 
Pero también se interesó por la arquitectura civil dejando a la posteridad la maravillosa ciudad de Sabbioneta. Era una aldea brumosa del valle del Po que él convirtió tras treinta y cinco años de trabajos en una "pequeña Atenas". Desgraciadamente tras su muerte quedó inconclusa.




Sabbioneta: interior del teatro. 



Sabbioneta: interior de la sinagoga. Vespasiano Gonzaga además de culto fue tolerante e instaló en su ciudad un barrio judío con sinagoga, imprenta, comercios, etc. 



Sabbioneta: Interior de la "Galleria degli Antichi"





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