LA PINTURA FLAMENCA, 4: HUGO VAN DER GOES 1436? – 1482.
Francisco Amillo Alegre
Este miércoles me ha correspondido a mí impartir la charla semanal. Continuando con la temática elegida para este curso, hoy le ha tocado el turno al genial y desgraciado van der Goes. Fue un gran artista y al mismo tiempo una persona con graves problemas de conciencia, creyéndose irremediablemente condenado al infierno. Ingresó en un convento para ver si allí encontraba la paz de espíritu. Pero el problema estaba dentro de él, por lo que se lo llevó consigo y sus dudas siguieron atormentándole. A eso se añadió el rechazo de sus hermanos de claustro, por sus privilegios como pintor. El resultado es que intentó suicidarse. Al año siguiente murió. Tendría unos 46 años y por fin dejó de sufrir.
Su temprana muerte y lo tardío de su entrada en el mundo de la pintura explican que su producción pictórica sea menos extensa que la de otros pintores coetáneos.
Puedes ver las imágenes de la charla en http://www.slideshare.net/Franamillo/los-primitivos-flamencos-4-hugo-van-der-goes.
Vida de Hugo van der Goes.
Poco se sabe sobre su vida y sus orígenes artísticos tampoco están claros, algo que ya hemos tenido ocasión de ver que es común a otros artistas de esta escuela.
Nació en Gante, de ahí su apodo de Hugues de Gand. Es, junto con el algo más joven Jerónimo Bosco (del que hablaremos en la próxima charla), el pintor holandés más importante de la segunda mitad del siglo XV.
Ya en vida gozó de amplia fama, teniendo encargos tanto de los burgueses como de la aristocracia. Estuvo igualmente empleado por el gobierno de la ciudad como pintor de gonfalones, estandartes y otras pinturas temporales necesarias para las ceremonias de la época.
Entró en la guilda o gremio de pintores hacia 1467. En su época era un paso imprescindible para poder establecerse como pintor independiente.
Las primeras informaciones ciertas sobre Goes empiezan hacia 1469. En ese año los documentos lo sitúan en Brujas, donde colaboraba en los festejos de la boda del duque de Borgoña, Carlos el Temerario.
Más tarde fue elegido decano del gremio, desempeñando este cargo desde 1474 hasta el 18 de agosto de 1475.
En ese mismo año 1475 recibe el importante encargo de un rico mercader florentino residente en Gante, lo que demuestra que se le apreciaba fuera de Flandes y su gran valía. Curiosamente, el encargo, conocido como el Retablo Portinari, influyó más en Italia que en Flandes.
Y también en 1475 sufrió una crisis de espiritual pensando que estaba condenado al infierno. Estos escrúpulos de conciencia se explican si se tiene en cuenta la gran efervescencia del misticismo que había surgido en Europa a raíz de la crisis de la Baja Edad Media. Conviene recordar que un contemporáneo suyo, Tomás de Kempis, escribió la famosa “Imitación de Cristo”, el libro católico más impreso después de la biblia, que fue el inspirador del misticismo medieval y renacentista.
Hacia 1477 Goes ingresó como hermano lego en el monasterio agustino de Rode Klooster, cerca de Auderghem, con la esperanza de que allí, en la paz del claustro, encontraría su equilibrio espiritual y se recobraría de su depresión. Eligió el mismo monasterio donde había profesado anteriormente su hermano Nicolás van der Goes.
En el monasterio siguió sufriendo ataques de melancolía y delirio pero continuó su actividad como pintor. El prior le permitió determinadas excepciones a la regla monástica: admitir encargos, recibir clientes y comer con ellos y sus amigos. Le otorgó estas licencias porque los ingresos por sus cuadros eran para el monasterio, ya que Hugo había hecho voto de pobreza. Pero también le granjearon la animadversión de algunos compañeros de claustro que sentían celos de ese trato de favor del prior.
De este último período se conserva el cuadro “Muerte de la Virgen” (1481), donde se transparenta una tensión dramática aguda, fiel reflejo de sus sentimientos. Los apóstoles ven en la muerte una desgracia pero la Virgen ve en ella la posibilidad de reunirse con su Hijo, por lo que no muestra temor. La muerte es una liberación.
Algo similar sentía Goes. Tras un viaje a Colonia en 1481, acompañado de su hermano Nicolás, se agravó su enfermedad mental y la convicción de estar destinado al infierno le llevó a intentar el suicidio.
El monje Gaspar Ofhuys, que dejó constancia de este hecho, indica que quizá el vino tuviera alguna responsabilidad en su demencia, más parece que Hugo bebía solamente en sus almuerzos con clientes. La tradición de considerar a Van der Goes como un perfeccionista enfermizo y santurrón se debe a los escritos de este monje de su convento, que al parecer tenía celos del pintor y describió su enfermedad de forma subjetiva e injusta.
Sus dolencias se agravaron y Hugo falleció en 1482.
La pintura de Hugo van der Goes
En su obra acusa la influencia de autores como Jan Van Eyck y Roger van der Weyden que habían logrado representar con solvencia el cuerpo humano y el acabado realista de los detalles.
Posteriormente conoció obras italianas contemporáneas que influyeron en su estilo, destacando la ordenación más monumental del espacio.
Es un pintor que se esfuerza por romper con los modelos creados, aumentando la expresividad de los gestos y la fisonomía, no descartando representar lo que pueda ser desagradable...
No dejó fechada ni firmada casi ninguna obra, por lo que solo se le atribuye con seguridad el Tríptico Portinari.
Obras más importantes:
Tríptico del Calvario (1465-1467, Catedral de San Bavón, Gante). Tradicionalmente atribuido a Justo de Gante, hoy nadie niega que saliera de la mano de Van der Goes. Los tres paneles, que muestran escenas diferentes, se encuentran unidos por el paisaje del fondo. Es una de las obras en las que mejor se muestra como maestro del dibujo y del color, que utiliza también para jugar con luces y sombras.
El panel central muestra a Cristo en el centro clavado en una altísima cruz. Los ladrones están crucificados a su lado con los brazos envolviendo los maderos trasversales en lugar de estar clavados. Así se diferencia el tormento de Cristo de sus tormentos. A la izquierda de Cristo vemos a María, San Juan y las santas mujeres y a la derecha un grupo de hombres a caballo que representan a las autoridades judías que entregaron al Maestro. Al fondo podemos ver la ciudad de Jerusalén.
Pero son los paneles laterales los que dan al conjunto el carácter de obra de arte. Se trata de escenas que aluden al libro del Éxodo.
- A la izquierda, Moisés junto a una gran roca, hunde su vara en las aguas de Mara para hacerlas potables y que el pueblo judío pudiera beber. Unos beben el agua en sus manos, las madres dan de beber a sus hijos y un anciano tiende una taza a su nieto. El agua hace referencia a Cristo, que es Agua Viva que sacia la sed de los que le siguen.
- El panel derecho muestra la escena de la Serpiente de Bronce, que al mirarla, libraba a los judíos de la muerte por la picadura de las serpientes. El pueblo discurre por un valle cerrado, sobre la montaña Moisés señala con su vara la serpiente que salva al infiel pueblo judío de la plaga que lo azotaba. La serpiente de bronce simboliza a Cristo en la Cruz, que al que lo observa con devoción le trae la salvación eterna.
“Díptico de Viena” que como su nombre indica consta de dos tablas: la izquierda sobre el Pecado Original y la derecha sobre la Redención. Es una obra temprana que tiene gran influencia de Jan Van Eyck.
- “La Caída”, 1467-1468, conservada en el Kunsthistorisches Museum de Viena. Hace un estudio del desnudo muy del gusto flamenco y con poca carga erótica. Es curiosa la representación del demonio no como serpiente sino como una especie de salamandra con cabeza de mujer.
- “La Piedad” es panel derecho . Hay una copia en el Hermitage, San Petersburgo. Si en "La Caída" representaba el origen de la condenación a causa del pecado de Adán y Eva, aquí se representa la Redención que trae a los hombres la bienaventuranza eterna gracias al sufrimiento de Cristo y de su Madre.
“Retablo de Monforte” (1470, Staatliche Museen, Berlín). Considerada por muchos como la obra maestra de Van der Goes. Recibe este nombre porque fue realizado para un convento de Monforte de Lemos, aunque hoy se encuentra en el Museo de Berlín. Del tríptico original solo ha llegado a nosotros el panel central.
La temática es la adoración de los magos. La escena se sitúa en las ruinas de un palacio en el que se encuentra la Sagrada Familia. A él acuden los Magos para adorar al Niño. A través de la pared se asoma un grupo de aldeanos que observan la escena. Su gusto por el detalle anecdótico lo encontramos en la ardilla que corre sobre la viga de la ventana del fondo.
Pero lo que destaca es el juego de coloridos, variados y luminosos, que justifican que se le denomine el maestro del color. También son notables los juegos de sombras que le ayudan a estudiar el espacio. Como buen flamenco domina los detalles y la textura de los objetos, evidente en el tratamiento de metales, cerámicas y naturalezas muertas.
El conjunto permite al pintor estudiar la perspectiva, al tiempo que abre un paisaje de fondo donde analiza la vida rural.
Como detalle ya introduce al tercer rey mago, Baltasar, como un hombre de raza negra. El conjunto muestra también sus grandes dotes de retratista, ya que cada personaje es individual y sus gestos y psicología diferentes.
“Crucifixión” (1470, Museo Correr, Venecia). Profundo sufrimiento en los rostros de María y de San Juan, que para muchos es la expresión de su tormento interior. Las tonalidades y la composición del paisaje agudizan el dramatismo del conjunto.
“Jacob y Raquel” (1470, Christ Church Picture Gallery, Oxford) Realizada en pluma y blanco sobre papel gris. Se trata de un boceto para una tabla mayor.
“Retrato de un hombre” (1475, Metropolitan Museum of Art, New York). Muestra las dotes como retratista de Van der Goes.
“Tríptico Portinari” (1476-1479, Galleria degli Uffizi, Florencia).
Es la única obra de la que tenemos certeza de su autoría. Se trata de un tríptico de gran tamaño encargado por Tommaso Portinari, banquero de la familia Medici, en uno de los viajes a Brujas. Estaba destinado a la Iglesia de Santa María la Nuova de Florencia, para el altar de la capilla de San Egidio, fundada por la familia Portinari. Su llegada a Florencia influyó grandemente en los pintores Renacentistas de la época como Luca Signorelli, Ghirlandaio y Leonardo da Vinci.
El panel central muestra la Adoración de los Pastores con Cristo Niño sobre el suelo en el centro y rodeado por una aureola de luz. María, de rodillas a su izquierda, lo mira con tristeza. Su tamaño destaca sobre las demás figuras, especialmente los ángeles de primer plano y del fondo que son de menor tamaño que el resto de la tabla. La figura de San José aparece discretamente apartada en el lado izquierdo.
Hay un acentuado estudio del espacio jugando con la distribución circular de las figuras y el fondo, que se abre en paisaje y una iglesia, lo que da intemporalidad al conjunto.
El detalle simbólico lo ponen las flores: el lirio naranja símbolo de la pasión; los lirios blancos, flor preferida de van der Goes y los tallos de Columbina que simbolizan la melancolía y los sufrimientos de la Virgen. La gavilla de trigo esparcida tras las flores simbolizan la Eucaristía, es decir la muerte de Cristo. De ahí la tristeza de María y los ángeles, en contraste con la alegría inocente de los pastores.
Los donantes están en los paneles laterales.
- El izquierdo muestra de rodillas a Tommaso Portinari junto con sus hijos Antonio y Pigello sobre los que aparecen San Antonio Abad y Santo Tomás, patronos de la familia. Los donantes aparecen demacrados frente a la majestuosidad y solemnidad de los santos patronos, de tamaño mucho mayor. Al fondo María y José camino hacia Belén.
- En el panel derecho María Baroncelli, mujer de Tommaso Portinari, también de rodillas junto a Margarita, su hija mayor, y acompañadas por Santa Margarita y Santa María Magdalena. El dragón a los pies de Santa Margarita alude a su leyenda: fue enviada a la cárcel por rechazar al gobernador romano Olibrio. Allí sufrió el ataque del diablo en forma de dragón que la devoró. Pero escapó gracias a un crucifijo con el que hizo un agujero en su vientre. Al fondo de la imagen vemos a los Reyes Magos y a sus siervos camino de Belén.
El tríptico cerrado muestra La Anunciación en grisalla. Ubica cada figura dentro de una hornacina de arcos de medio punto. La imagen de la Virgen aparece con el Espíritu Santo en su tradicional figura de paloma. Hay un gran juego de sombras que acentúan el carácter escultórico de éste tipo de pintura.
“Retrato de donante con San Juan Bautista” (1478-1480, Walters Art Museum, Baltimore, EEUU) Se trata de la hoja derecha de un díptico.
“Adoración de los pastores” (1480, Staatliche Museen, Berlin). Pinta esta obra en los últimos años de su vida, cuando ya estaba retirado en el monasterio. Los detalles cobran importancia y sin embargo no es tan detallista con los rostros como en obras anteriores. De esta manera la composición no tiene una cohesión como en otras obras, y parece querer romper con la tradición y mostrar nuevas formas de representación del conjunto, añadiendo figuras y motivos diversos. Pero no muestra la profundidad que era tradicional en las pinturas de Van der Goes.
La imagen de la Virgen y San José aparecen en el centro, simétricamente colocados de rodillas a los lados del pesebre que es el eje de la pintura y que le permite estudiar la perspectiva. Se encuentran rodeados de ángeles que parecen querer estar cerca del Niño.
A la derecha una ventana nos permite ver el anuncio a los pastores, al tiempo que algunos de ellos ya se asoman por el lado derecho. En primer plano dos profetas descorren unas cortinas lo que parece simbolizar el cumplimiento de las profecías.
“Díptico del Descendimiento” (1480, colección particular y Staatliche Museen, Berlín). Curiosamente se trata de un óleo sobre lienzo, abandonando el tradicional soporte flamenco de la madera. Son dos pequeñas representaciones por lo que recibe el nombre de “pequeño descendimiento”. La hoja izquierda muestra a Cristo bajado de la Cruz, realizado con un estudio anatómico preciso. La hoja derecha muestra a María rodeada de las santas mujeres y junto a San Juan con una profunda muestra de dolor.
“La Muerte de la Virgen” (1480, Groeninge Museum, Brujas). Fue realizado probablemente para la Abadía de las Dunas de Koksidje y se trasladó a Brujas en el siglo XVII. Su realización coincidió con el episodio de locura que le llevó a un intento de suicidio, lo que hace más dramática su lectura. Se considera la obra maestra del pintor en su última etapa.
Es una tabla cuadrangular que representa la escena en una habitación cerrada. Los apóstoles se distribuyen alrededor del lecho en el que se encuentra María.
Es el último aliento de la Virgen, entre la vida y la muerte, que es la vida verdadera. Contrastando con el dolor profundo de los Apóstoles, María aparece serena. Su rostro demacrado destaca sobre los tonos malvas y azules del lecho y el manto. María eleva la mirada mortecina al Cielo, donde aparece Cristo en Majestad, con el manto de Gloria y de Pasión, rodeado de ángeles y mostrando las llagas de sus manos. Pero sólo ella le mira
Los apóstoles miran a María y muestran su dolor y cariño por ella. San Pedro, vestido como Papa, sostiene un cirio que simboliza la Luz de la nueva vida.Hay en ellos una gran variedad de colorido jugando con los azules, rojos, ocres y blancos.
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