domingo, 10 de febrero de 2013


LUCES DE BOHEMIA.  ARTISTAS, GITANOS Y LA DEFINICIÓN DEL MUNDO



Francisco Amillo


El título de esta entrada coincide con el de una exposición de pintura que se celebra en Madrid y que será visitable hasta el 5 de mayo. El lugar es la Fundación Mapfre, situada en el Paseo de Recoletos, 22 y la entrada es gratuita. Si tienes que viajar a Madrid no te pierdas esa oportunidad.
A continuación te presento un resumen de lo que se indica en el catálogo de la exposición.



El mito del artista bohemio y romántico del siglo XIX que vive en una buhardilla de Montmartre, es el protagonista de esta exposición que reúne un centenar de obras que recrean la historia de la bohemia artística.

Goya, Watteau, Gainsborough, Boucher, Teniers, Corot, Delacroix, Courbet, Manet, Degas, Sorolla, Sargent, Signac, Van Gogh y Picasso, entre otros, ilustran ese concepto artístico que se forja a mediados del siglo XIX, entre el Romanticismo y el Realismo.

El Romanticismo valoró por encima de todo la libertad creativa del artista, aunque conllevase el fracaso ante el público o su marginación social. La pintura, la literatura, la prensa, la canción, la ópera y el cine contarán las historias de jóvenes talentos, condenados a vivir en la miseria para defender su arte. Estas historias se nutrirán del imaginario colectivo en torno a los gitanos y los vagabundos, que compartirán con los artistas su necesidad de vivir de forma más libre y verdadera. La vida bohemia se convierte así en uno de los grandes mitos de la modernidad.

A mediados del siglo XIX muchos jóvenes artistas rechazan las reglas, son rechazados por el sistema académico y se refugian en las buhardillas y tabernas de París. Incomprendidos por la crítica, compartirán con los tradicionales bohemios una marginalidad y una miseria que será, poco a poco, mitificada como garantía de libertad artística y espiritual.


La Bohème y Montmartre.
La popularización de la bohemia vino gracias a “Escenas de la vida bohemia”, de Henri Murger, publicada en fascículos en Le Corsaire-Satan entre 1845 y 1849, y su posterior puesta en escena en 1896, en la famosa ópera de Puccini, “La Bohème”, que consagra de manera definitiva el pequeño mundo de los cafés, de los aspirantes a pintor y de los poetas debutantes.

“Ma Bohème”, de Rimbaud muestra la vida errante como el camino de la creación artística. Un par de botas de Van Gogh, se convierte en su testimonio más evidente.


A finales del siglo XIX, la bohemia se identifica con Montmartre. La Butte se convierte en el centro de la vida artística nocturna en torno al cabaret Chat Noir, Le Lapin Agile y el Moulin de la Galette. Todos los artistas sienten su influjo. También los artistas españoles se sentirán profundamente atraídos por este mundo creativo, sublime y melancólico.


El mundo gitano.
Desde su llegada a Europa hacia 1420, los gitanos ejercieron una enorme fascinación entre pintores y escritores. Numerosos mitos y leyendas popularizaron tópicos en torno a este colectivo. Un ejemplo puede ser “La Gitanilla” de Miguel de Cervantes. Muchos artistas trataron a las gitanas como personajes pintorescos que anunciaban el cortejo. En la obras de Teniers, Morland o Gainsborough vemos paisajes donde los gitanos ayudaban a poner la nota pintoresca pero, además, encarnaban una nueva armonía entre el hombre y la naturaleza.

A partir de Courbet y Manet, la presencia de las clases marginadas en el arte resulta cada vez más frecuente. Este tema permitía a los realistas escapar de la estrecha jerarquía de los géneros académicos.

John Singer Sargent “Campamento gitano”, 1913

Durante el Romanticismo los temas españoles cobraron un enorme prestigio entre los artistas de París. Buena muestra de esta tendencia son las dos obras de John Singer Sargent “Campamento gitano” y “El baile español”, que muestran la fascinación por nuestro país.

Van Gogh, "Campamento gitano cerca de Arlés", 1888

El mito de la gitana se impuso durante el siglo XIX como símbolo de provocación, libertad y sexualidad. En la exposición se pueden ver obras míticas en las que la imagen de la gitana adquiere matices que se alejan de los estereotipos sociales.

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