viernes, 26 de abril de 2013


MÁS DESTRUCCIONES EN EL PATRIMONIO CULTURAL: el minarete de la Gran Mezquita Omeya de Alepo 


Francisco Amillo Alegre



Queridos amigos de AGORABEN hoy os comento una noticia triste: más destrucción de patrimonio artístico.  
Las guerras de hace pocos años en Egipto y Libia, y hace más tiempo en Irak, tuvieron como consecuencia la pérdida de importante e interesante patrimonio cultural. Por desgracia ahora le ha llegado el turno a Siria.
La guerra civil en este país está siendo muy larga y muy cruel. El sufrimiento de la población civil ha sido inmenso: ha visto destruidas sus casas, ha tenido muchísimos heridos y ha tenido que llorar a sus muertos, unas 70.000 personas según la ONU, muchas de las cuales eran niños. Pero, aunque menos conocidas, hay otras víctimas: las del patrimonio cultural y artístico.

Según una información de Europa Press publicada por varios medios de comunicación el 25 de abril de 2013, se ha producido la destrucción del minarete de la Gran Mezquita Omeya de Alepo durante la lucha entre fuerzas gubernamentales y rebeldes por el control de la ciudad. Esta Mezquita es Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO, que había instado en varias ocasiones a las partes en conflicto a salvaguardar su integridad, pero es evidente que de forma infructuosa.




Las imágenes publicadas muestran la destrucción de su minarete, aunque también el edificio ha sufrido daños por los proyectiles de uno y otro bando. Aunque la Gran Mezquita Omeya de Alepo está en manos rebeldes desde principios del año, la zona todavía es escenario de fuertes combates.

El Gobierno atribuye la destrucción y las víctimas a los grupos terroristas que actúan en el país árabe -según ha denunciado insistentemente- con la financiación y el apoyo material de Arabia Saudí, Qatar y Turquía, entre otros. 

Y como es normal en estos casos, los opositores al gobierno le acusan de ser el causante de esta insensata destrucción. Ya hace muchos años que se dijo que en toda guerra una de las víctimas es la VERDAD.


El minarete y la mezquita antes de la guerra. Oliver-Bonjoch.


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5 comentarios:

  1. Leí la noticia. Y como las bibliotecas que arden o los museos que se saquean en tiempos de guerra, produce una tristeza infinita. Y pensé en las palabras de Azaña cuando hablaba de la salvación de nuestro tesoro nacional, que era el de El Prado, pero también muchas obras menores y de la Iglesia, que el arte es el legado que debemos preservar a las generaciones futuras. Que los régimenes políticos son pasajeros. Algunos son tan nefastos que destruyen vidas humanas y hurtan al futuro la belleza y sus raíces creadoras.
    La anterior entrada, sin embargo, me ha alegrado. No sólo me parece una pintura magnífica, es que me que divertido lo del intercambio de papeles,. No estaría nada mal probar un experimento así, unos cuantos meses, a ver qué pasaba. Seguro que aprendíamos mucho unos de otros. Creo que las mujeres somos unas grandes desconocidas para el mundo masculino en general. Toca descubrirlo. Nos cansa que siempre se hablé de un universo misterioso, como si fuera un piropo o una mala copia de un verso romántico.
    Gracias por mantenernos al día y la sensibilidad de los temas que comunicas en tus entradas.

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  2. Gracias por tu comentario, Esperanza. Es un aliciente para seguir escribiendo.

    Respecto a la destrucción del patrimonio en el mundo árabe, las guerras han tenido un denominador común: dirigentes políticos que se negaban a solucionar las malas condiciones de vida de su pueblo y que prefirieron masacrarlo a darles libertad y bienestar. Si no les importó la vida de su pueblo ¿cómo iban a preocuparse por el patrimonio cultural? Su inmenso egoísmo les impedía pensar en esas cosas-

    Respecto al cuadro de Hércules ¿por qué cuando un hombre se viste de mujer o hace cosas de mujer resulta cómico?

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    1. Por misoginia, Paco. Porque que es una parodia de lo mismo que odia. No me refiero a la mirada carnavalesca medieval, que tiene otros componentes en la risa y en su proyección física y escatológica, en los dos sentidos del término.

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    2. Sin embargo, la mirada moderna, a partir de las vanguardias, cambia totalmente y una mujer vestida de hombre se convierte en icono de la ambigüedad sexual. Las pinturas de Lempicka, Marlen Dietrich... Un hombre vestido de mujer sigue siendo paródico y una afrenta a la masculinidad. Salvo ocasionalmente en los tiempos de la movida y sus rupturas de géneros, no puedo poner un ejemplo que resulte significativo sin que sea caricatura.

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  3. Que en épocas anteriores un hombre se vistiese de mujer provocaba risa porque era una inversión del orden normal de las cosas y el del nivel superior pasaba al inferior. Pero con los movimientos pro igualdad de género surgidos en el siglo XX ya no existe esa conciencia de superioridad masculina e inferioridad femenina. Los jóvenes actuales tienen ya muy clara la igualdad de género.
    Y sin embargo sigue resultando cómico que un hombre se vista y comporte como mujer. Y a las que más gracia les hace es a las propias mujeres...

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